25 de abril de 2020

¿TODAS LAS FLORES DE ABRIL?


El 24 de abril, el diario El Comercio publica las declaraciones de la Ministra de la Producción, Rocío Barrios, acerca de que la comercialización de cervezas está permitida durante el periodo de aislamiento social o "cuarentena".

Es de entender que la Ministra Barrios esté preocupada porque las empresas de su sector, tengan la posibilidad de liberar sus stocks. Sin embargo, nos gustaría ver similar preocupación del Ministro de Agricultura, Jorge Montenegro, respecto de la floricultura nacional.

Según la Agrónoma Dina Neumannn, presidenta de la Asociación Peruana de Horticultura Ornamental (APHO) sus gestiones ante el Ministerio de Agricultura para permitir la comercialización de flores, no han germinado; y están próximos a perder el Día de la Madre evento que les significa el 50% de los ingresos del año.

Como sabemos, las flores, al igual que la mayoría de productos del agro, son perecibles y si no se cosechan en el tiempo definido se pierden; y deben utilizarse para abono haciendo compost.

El Perú, hace 50 años era líder de la industria de flores a nivel sudamericano, la Reforma Agraria golpeó fuertemente este sector, motivando que empresarios y especialistas migren a Ecuador y Colombia, ahora estamos en una situación que puede resultar en la demolición total de la floricultura del paísque a la fecha tiene un tamaño de S/ 1,000 millones anuales en ventas.

En este sentido, invocamos al Presidente Vizcarra a permitir la comercialización de flores que son el alimento del alma. Seriamos un país del absurdo, si permitimos el comercio de bebidas alcohólicas y no el de las flores.

Por Ing. Angel Manero Campos

21 de abril de 2020

AGRO, PRECIOS EN CUARENTENA

El día 15 de marzo se anuncia el estado de inmovilización social o "cuarentena" para todo el país, el mismo que regiría a partir del día siguiente. En ese momento, era obvio suponer que la gente correría a "stockearse" de productos de consumo masivo y los precios subirían de forma artificial; no porque haya escasez, sino porque las existencias de productos que estarían destinadas para una semana, se adquirirían en uno o dos días.

La primera semana de cuarentena sucedió así, subieron muchos precios de los productos en los mercados y se esperaba que continuaran subiendo cuando se estableció el "toque de queda". A pesar de que la agricultura es una actividad esencial y estaba permitida, la restricción al tránsito de carga (en industrias no autorizadas) y de personas podría afectar de forma importante el abastecimiento a los centros de abasto.

Al día de hoy, se percibe que los precios de alimentos, a nivel minorista, se mantienen en promedio estables, con una sensación de tranquilidad dado que uno de los principales insumos del diario comer, el pollo, ostenta precios más bajos de lo normal; su precio mayorista apenas llega a S/2.15 por kilo y en el mercado minorista, el pollo beneficiado se oferta entre cinco y seis soles por kilo.

Lo del pollo es un caso peculiar puesto que a menor precio debería haber una mayor demanda y se supone que la cuarentena aumentaría el consumo de alimentos en general; no obstante, al parecer el pollo tiene un importante consumo fuera de casa (i.e. pollo a la brasa, broaster de barrio, fast food) y una vez confinada la familia en casa, este consumo encuentra sustitutos o dietas con menor cantidad de ingesta del ave.

En adición, las redes sociales nos muestran una dura realidad, grupos de agricultores en diferentes regiones del país, que no pueden vender sus productos porque los precios no justifican ni siquiera cosecharlos.

Para acercarnos a entender lo anterior, vamos a analizar los precios a nivel mayorista (Mercado Mayorista de Lima) de una canasta de productos, comparando su variación desde el martes anterior a dictarse la cuarentena (10 de marzo) al martes actual (21 de abril). La tabla gráfica muestra que el precio del pollo ha bajado en un 58%, mientras que el arroz corriente ha subido en un 30%, la papa blanca ha subido un 8%. El pollo, la papa y el arroz son esenciales en la dieta diaria del peruano, los otros productos ostentan variaciones alternas con ligera tendencia al alza.

Lo anterior hace ver que, a nivel mayorista, se percibe un manejo de la situación al grado de administrar el abastecimiento a la capital sin que ello llegue a saturar los mercados. En este escenario, los excedentes en el campo prácticamente tienen un valor cero, ya que deben ofertarse en los mercados locales que se encuentran saturados del producto de estación. En esta situación, los mercados itinerantes regionales que promueve el MINAGRI no tienen impacto; ya que los productos a ofertarse allí pueden llegar a mayor precio que en el mercadillo local, en momentos donde no existe desabastecimiento y hay presión de más oferta.

Lo anterior, no es una situación nueva, es una realidad que vemos año tras año; y lo hemos explicado antes: la pequeña agricultura des-coordinada y sin planificación, produce más de lo que consumen los peruanos. Esto tuvo una anterior comprobación cuando en los desastres, del Niño del 2017, se rompió el abastecimiento por la Carretera Central, luego se rompió el abastecimiento por la Panamericana Norte, a la altura de Trujillo, y los productos seguían llegando a los mercados mayoristas de Lima en cantidades superiores a las 5 mil toneladas diarias, en ese entonces solo escaseó el limón y algo de tomate.

En resumen, las pérdidas de la pequeña agricultura, dedicada a proveernos de alimentos, no son a consecuencia del COVID 19, sino una sobreoferta estructural que la viene sufriendo nuestro agro desde hace más de una década y que necesita medidas de corto, mediano y largo plazo para resolverla. Mi propuesta de estas medidas necesarias, las he sustentado en mi artículo anterior.

Por Ing. Angel Manero Campos

4 de abril de 2020

MI AGRO. TU AGRO. NUESTRO AGRO

Acabo de leer un comunicado de la asociación de ganaderos SONAGAN criticando la propuesta del "bono" de S/ 1,000 por agricultor solicitado por CONVEAGRO y los Regantes del país. Al respecto voy a hacer el análisis de la situación para terminar con una sugerencia al gobierno.

Tenemos el antecedente del Fenómeno del Niño del año 2017 cuando dimos, como Ministerio de Agricultura, S/ 1,000 por hectárea a los agricultores más afectados; además se les entregó semillas y fertilizantes a razón de S/ 1,000 por hectárea para el caso de cultivos temporales y S/ 1,500 por hectárea para el caso de cultivos permanentes. Fueron S/ 55 millones que se entregaron a los productores. Fue insuficiente, faltó plata, había mucho más agricultores que atender pero el MEF no veía con buenos ojos estas reparticiones. Sin embargo, el antecedente es que se entregó (en efectivo e insumos) más de S/ 2,000 por hectárea a cada agricultor afectado.

Ahora la situación es algo diferente. En primer lugar, el productor agropecuario sigue en actividad, pero con sobrecostos por la mano de obra e insumos más caros o por el transporte más costoso que hace que le paguen menos por el producto. En segundo lugar, y más importante, el pequeño productor llega a esta crisis en condiciones precarias puesto que los últimos 10 a 15 años han sido complicados para el campo.

Adicionalmente, es posible que la importación de productos como el trigo, soja y maíz amarillo duro se afecte un poco en el futuro dado que los países del hemisferio norte van a aumentar sus stocks de almacenamiento por seguridad alimentaria.

En consecuencia, con una responsabilidad mayor que otros años, vamos a sostener la seguridad alimentaria nacional en nuestra pequeña agricultura. Si antes del COVID 19 abastecía más del 70% de la alimentación nacional, en unos meses aumentará esa participación.

Lo paradójico es que tamaña responsabilidad recae en un agricultor descapitalizado y con limitaciones de capital de trabajo para la siguiente campaña. El hecho que el agricultor siembre y coseche no quiere decir que haya tenido capital de trabajo para disponer de semilla, fertilizante y control sanitario apropiado.

La oportunidad es aprovechar esta crisis para darle algo de competitividad a la actividad agraria (agricultura y ganadería) y al mismo tiempo implementar política pública que la haga sostenible.

El productor agropecuario está en condición vulnerable y eso lo hace inmediatamente acreedor del incentivo monetario de 380 x 2 = 760 soles. Ello es algo de rutina, que le corresponde en el marco de la estrategia de control de daños del gobierno y no debe llamarse "bono agrario" porque ello se destinará a alimentación, no alcanza para el cultivo o crianza.

El bono agrario deberá ser un incentivo mayor que permita ayudar a resolver un problema que se viene arrastrando más de una década. Soy de la idea de iniciar de una vez, y dentro de la estrategia de recuperación económica del gobierno, un programa masivo de competitividad que combine asociatividad, mercado seguro, tecnología, genética y asistencia técnica. Destinar (mayor monto en cultivos permanentes que temporales) un promedio de S/ 10 mil por hectárea para productores que estén organizados o articulados a un comprador calificado. Estos fondos serán no reembolsables en un 50%.

El productor, una vez capitalizado, podrá acceder de mejor forma al financiamiento y éste es el otro tema, en paralelo, que hay que resolver mediante un fondo de cobertura y garantías.

Podemos avanzar con 150 mil hectáreas por año. En un horizonte de 10 años, habremos fortalecido a 1.5 millones de hectáreas de la pequeña agricultura. El presupuesto requerido es de S/ 1,500 millones anuales.

Aprovechemos esta coyuntura para resolver de verdad el problema del agro; evitemos darle solo un caramelo, que no llegará a tener impacto productivo.

Ing. Angel Manero Campos