30 de noviembre de 2017

AGRICULTURA SEMPER POPULI

El agro es siempre popular, en un país con más de diez millones de personas relacionadas a esta actividad (cerca del 30% de la población) algo distante de los indicadores macroeconómicos que estiman que el sector solo representa el 5% del PBI. En efecto, la cadena agroalimentaria que incluye producción primaria, transformación, exportaciones, comercialización y otros servicios superaría largamente el 25% del tamaño de la economía nacional.

Por Ing. Angel Manero

Hace unas semanas publiqué un artículo analizando la importancia de los mercados para el agro y de cómo el precio de venta es un driver poderoso para la productividad. No es casualidad que los subsidios que funcionan mejor en el mundo son los que se orientan a mejorar precio. No es casualidad que se extrañe el “populismo de derecha” del gobierno del presidente Fujimori ordenando, a los programas alimentarios, salir a comprar determinado producto cuando los precios estaban por los suelos.

Hace unos días, algunos congresistas se quejaban de la carencia de olfato político del Ejecutivo al querer observar la Ley de homologación de pensiones de policías y militares. Este en realidad es el meollo del asunto: la línea delgada entre lo supuestamente técnico y lo político.

Tras los malos años de la pequeña agricultura, debió haberse generado un proceso de consolidación, donde los “más eficientes” se van quedando y los “ineficientes” salen del negocio en una dinámica  espontánea. Sin embargo, vamos a cumplir 50 años de la reforma agraria de Velasco y esto no sucede. Cientos de miles de familias permanecen en la actividad agropecuaria con una resistencia digna de estudio.

Una cosa es opinar desde una cómoda posición técnica y otra desde un Ministerio de Agricultura. Yo mismo en años anteriores he opinado en contra de la franja de precios para el arroz y otros productos, he opinado a favor de convertir el Banco Agropecuario en un banco de segundo piso que dinamice las finanzas privadas o a favor de consolidar a las empresas de la industria de alimentos.

Pero desde el MINAGRI la actitud debe ser otra. Quién le da a este sector de la población el estímulo de sentirse apoyado por su gobierno; quién les muestra que el Estado se preocupa por sus ingresos; por su financiamiento; por sus intereses lejos de apoyar a tal o cual empresa. Quién le hace sentir al pueblo agrario que tiene un gobierno que se la juega por ellos. Pues debe ser el Ministerio de Agricultura.

Un Ministro de Agricultura idóneo para el sector debe tener un sesgo populista, el contrapeso necesario para equilibrar al Consejo de Ministros a fin de discutir y aprobar lo conveniente para el país. Requerimos un Ministro de Agricultura que no se deje avasallar por algunos medios de comunicación de derecha, o por una parte del sector empresarial y sus voceros mercantilistas.

El Ministerio de Agricultura en el gobierno, del presidente Kuczynski, ha tenido elementos importantes de política pública. Después de muchos años se implementa lo que dice el plan de gobierno del partido que gana las elecciones. AGROPROSPERO es una promesa de campaña cumplida. Falta cumplir otras promesas, pero ya es un avance importante.

Este Ministerio de Agricultura también ha tenido una respuesta rápida frente al niño costero. Por primera vez se implementa un programa de reactivación de la producción agraria dañada por un desastre natural (bonos, semillas, fertilizantes) que, aunque insuficiente ha sido un gesto y un aporte valioso para las cerca de 30 mil familias beneficiadas. Siempre se puede hacer las cosas más y mejor pero no se puede negar que ha habido voluntad de trabajo y decisión de enfrentar los problemas.

Hay aspectos a mejorar: El problema del arroz importado del Asia debe solucionarse; la deuda cafetalera de Agrobanco debe consolidarse; el Plan de Cultivo y Riego debe ser una realidad y el  reglamento del Sistema de Garantía Participativo para los productos ecológicos debe publicarse de una vez. También debemos tener lista la propuesta de mejora del Banco Agropecuario.

Hay un desempeño relevante en la gestión del ministro Hernández, así como también varios procesos en camino por materializarse. Toda esta experiencia muestra que necesitamos consolidar en el Perú un perfil de Ministro de Agricultura cerca del pueblo agrario, que le de gobernabilidad al país y sea el balance apropiado para gobiernos cegados, muchas veces, por intereses lejanos a la población.