29 de febrero de 2020

LA TIERRA PROMETIDA DEL AGRO PERUANO

Al ver las imágenes de la detención de Yehude Simon -cual Josué preocupado al ver el tamaño de las murallas de Jericó- por presuntos dineros mal habidos relacionados a Odebrecht, me trajo el recuerdo del año 2006; él era Presidente Regional de Lambayeque y, siendo yo, Director del Banco Agropecuario lo acompañé a una visita de campo por las tierras de Chongoyape, la hora de salida fue 4:30 am. No hay duda que el proyecto Olmos se materializó en buena parte por el empuje que le puso Yehude al proyecto, y me quedó claro que él realmente tenía la convicción de la importancia de la agricultura para el país.

El proyecto Olmos fue un sueño, de cerca 80 años, de los lambayecanos. Pero un sueño que se hizo realidad a medias. Irrigar parte de las enormes pampas de Olmos se logró. El Estado invirtió cerca de USD 600 millones (con alitas incluidas) para vender luego 38 mil hectáreas al sector privado. Es decir, la inversión del Estado fue cerca de USD 16 mil por hectárea. La parte del sueño, no cumplido, fue que esas tierras no se vendieron a los lambayecanos con facilidades de pago; sino que se vendieron al contado, a empresas que podían pagar por lotes de entre 500 y 5,000 hectáreas con compromiso de inversión garantizado.

Lo anterior tiene su lado bueno y malo. Ya lo dije antes, se debió respetar la Ley 27887 que dispone que del total de la extensión de tierras habilitadas o eriazas de los proyectos especiales hidro-energéticos y de irrigación del país, financiados con fondos públicos y/o cooperación internacional, se debe adjudicar directamente hasta el 30% del total de estas tierras a pequeños productores.

Las tierras de Olmos se vendieron en promedio a USD 5,500 por hectárea en los años 2011 y 2012 y a la fecha el valor de mercado de estas tierras es cerca de USD 15 mil por hectárea. Tendencia que es muy probable siga en aumento; y que estas tierras se revalúen a USD 30 mil para el año 2031 (fecha en que vencerían los beneficios de la ley de promoción agraria).

El territorio peruano tiene cerca de 128.5 millones de hectáreas. De ellas, aproximadamente 60 millones corresponden a la amazonia. Solo tenemos 2.5 millones de hectáreas cultivadas decentemente (bajo riego permanente) es decir menos del 2% de nuestro territorio.

A la fecha, la tierra le hace ganar 200% de rentabilidad nominal, a quienes compraron en Olmos. Las tasaciones actualizadas de terrenos, permiten mejorar la posición patrimonial de las compañías y pintan de azul los estados financieros, mejorando el acceso al capital y financiamiento. Además, las Normas Internacionales de Contabilidad en específico la NIC 41 permite revalorizar cada año las plantaciones; bajo este esquema, las empresas que tienen cultivos permanentes pueden mejorar, en adición, sus ratios financieros. En base a lo anterior, destaco las últimas operaciones de levantamiento de fondos que ha realizado la empresa Camposol, atrás quedaron los años difíciles cuando solía tomar deuda con TEAs por encima del 10% y con prima adicional de riesgo.

La tierra y la mejora constante de su valor, es vital para el desempeño agroexportador. Que los proyectos de irrigación acaban subsidiando estas inversiones, también es cierto. Pero es algo necesario y repito algo que también debe beneficiar a pequeños inversionistas.

No debemos dejar de soñar en expandir la frontera agrícola. No olvidemos Concón-Topará en Cañete y Pampas Verdes en Ica; y nuestro mayor sueño: El desierto de Sechura en Piura. Este desierto tiene una extensión de 500 mil hectáreas. Si quisiéramos irrigar 200 mil de ellas, necesitaríamos represar 2 mil millones de metros cúbicos (MC) lo equivalente a dos Poechos originales. Para Piura esta cantidad de agua es nada, sobra decir que por su río bajan 2 mil MC por segundo en temporada de lluvias altas. Además con tanta lluvia, ese desierto debe tener unos acuíferos importantes.

Perú tiene mucho desierto y agua, que almacenada, nos puede hacer crecer sin problemas en un millón de hectáreas en la costa. El reto es el mercado para tanta oferta que podríamos desarrollar, es decir la demanda que sustente las inversiones. Por lo pronto vamos anunciando, afectuosamente, a Chile que se olvide de renovar sus plantaciones de arándanos y palta, aquí vamos a producir por ellos. No obstante, debemos ponernos las pilas, la amenaza viene a ritmo de cumbia y se alimenta con bandeja paisa.

Realizar la prospección futura de las oportunidades para el agro del Perú es algo que necesitamos con urgencia, hay oportunidades que atender y riesgos que administrar. Vinculado a ello, cómo podemos respaldar el desarrollo de una industria alimentaria a partir de nuestras fortalezas en campo ¿lo vegano? y algo que vamos a discutir fuerte en las próximas elecciones presidenciales: ¿Qué vamos a hacer con la moratoria a los transgénicos?

Ing. Angel Manero Campos

23 de febrero de 2020

UNA TIA DE 30 AÑOS


Las Tecnologías de Información para el Agro (TIA) ya están cerca de cumplir 30 años en el Perú. Eran los inicios de los 90s y aprendí a utilizar las primeras computadoras personales AT-286 que teníamos en la facultad de Ingeniería de Sistemas en la Universidad Nacional de Ingeniería. Cerca del año 1994, nos invitó la Red Científica Peruana (RCP) a la presentación de lo que sería la internet en el Perú (era desesperantemente lenta) meses después utilizábamos los primeros correos electrónicos institucionales; los gratuitos como “LatinMail”, “Yahoo” o “Hotmail” salieron recién a partir de 1996.

Era 1998, yo estudiaba la carrera de Ingeniería Agroindustrial en USIL y en conjunto con unos amigos lanzamos lo que sería una de las primeras web especializadas en agro (www.agroindustrias.org) hacíamos entrevistas y colgábamos artículos que tenían muy buena acogida.

En el año 2,000 creamos el grupo de interés “agroindustrias” el mismo que a la fecha se llama “Agronegocios en Perú” dicho grupo es una red de más de 5 mil profesionales, funcionarios públicos y gente de las empresas del sector; que solemos intercambiar noticias, opiniones, ofertas de compra y venta etc. La red funciona a través de una plataforma que recibe y distribuye correos electrónicos.

En el año 2008, en conjunto con Fernando Cillóniz y los hermanos Samalvides, lanzamos Agencia Agraria de Noticias (Agraria.pe) un proyecto para hacer prensa en el agro. Agraria.pe elabora notas propias de índole empresarial y de promoción de negocios, hace entrevistas y cubre eventos. Es hoy en día el principal referente en la comunidad de agronegocios del país. Emite un boletín diario que llega a los correos electrónicos y mantiene vigencia en redes sociales. Este proyecto cuenta con el auspicio de principales empresas del sector.

En al año 2012, conjuntamente con Juan Escobar lanzamos la web especializada www.agronegocios.pe un proyecto que buscaba ser una plataforma de intercambio comercial del sector agro. Es decir, fomentar ventas en línea de productos y servicios agropecuarios. El proyecto sobrevivió tres años, tenía bastante interacción y la sección de avisos clasificados era un éxito; sin embargo, rentabilizar el proyecto fue un asunto que no se resolvió.

En el año 2000 iniciaba la bolsa de productos en el Perú, que es un mecanismo similar a la bolsa de valores, pero transa productos físicos depositados en un almacén autorizado o la promesa “garantizada” de entrega futura del bien. Yo fui parte del equipo de Wiese Sudameris SAB y logramos negociar maíz, afrecho, espárragos en conserva, galletas fortificadas y leche UHT para desayunos escolares. El gran error de la Bolsa de Productos fue depender mucho de las compras estatales de los programas sociales y no buscar sostenibilidad más allá. Años después, el Estado se retira de las negociaciones en bolsa y se cae todo el sistema.

Según el INEI, el 48.7% de los peruanos accede a internet regularmente. Para COMSCORE del total de usuarios de las redes sociales: el 86% ingresa a Facebook, 11% a Instagram y 2% al Twitter. Facebook tiene 22 millones de cuentas registradas en Perú y de ello, 7.8 millones de personas interactúa diariamente. Adicionalmente, para DATUM, el 64% de la población utiliza el WhatsApp.

El día de hoy, en una entrevista a Richard Webb publicada en El Comercio, él menciona una estadística importante: “Es el cambiazo más grande en los últimos 10 años. Hace más de 10 años, según la Encuesta Nacional de Hogares, menos del 10% de las familias rurales tenía celular, ahora es alrededor del 80%. Es otro mundo, es otra vida”.

Lo anterior que menciona Webb es algo que también observo en mis queridas provincias de Cañete y Yauyos. Donde productores agropecuarios de zonas muy apartadas suelen escribirme por el Facebook y después ya nos comunicamos por Whatsapp.

En conclusión, vivimos un momento propicio para promover los proyectos de tecnologías de información para el agro. No solo porque la tecnología permite comunicaciones rápidas e instantáneas, sino porque el sector rural se está conectando mucho y ello permite tener una masa mayor de usuarios (me imagino llegar a 500 mil usuarios de las más de 2 millones de familias de productores agropecuarios) lo que implica un mercado potencial por explotar, que en resumida cuenta es una fortaleza para rentabilizar los proyectos tecnológicos.

Actualmente, asesoro a la empresa Planeamiento & Gestión SAC en un proyecto de TI para el agro de la Región Junín. Este proyecto se enmarca dentro del programa CREATEC que promueve el MINAGRI y el BID. Es una gran oportunidad para este tipo de emprendimientos y es necesario destacarlo.

Ing. Angel Manero Campos

18 de febrero de 2020

LA LEY MADRE PARA EL AGRO

Fernando Belaunde Terry solía hablar de la “lengua madre” para referirse al quechua, evocando los “Comentarios Reales de los Incas” de Garcilaso de la Vega. El quechua era una lengua en evolución cuando llegaron los españoles, una lengua de exclusivo uso oral pues no tenía escritura. Como sabemos, la escritura es uno de los elementos centrales para fortalecer una cultura y una estructura de poder más sólida.

La lengua madre existió y fue quizás el mejor instrumento de expansión de los Incas, una herramienta que funcionaba a pesar de sus limitaciones. Del mismo modo, existen leyes que funcionan a pesar de sus defectos o carencias; y del otro lado, existen leyes espectaculares en cuanto a objetivos y fines pero que no logran resultados en la práctica.

El gobierno de Toledo nos dejó la idea de compensar el daño, al agro nacional, por las importaciones que vendrían a partir de los TLC. Solo en idea, porque en la práctica: el trigo, maíz, y los lácteos han sido afectados, sin recibir medidas compensatorias que hayan amortiguado el golpe.  

Después, fue abrumador ver las ganas del presidente García por sacar adelante su Sierra Exportadora; pero la dimensión del reto, más la falta de instrumentos apropiados y la poca voluntad de sus ministros por avanzar con el tema, hicieron que esto solo quede en un sueño.

Humala, pensó que con inversiones en infraestructura de almacenamiento de agua iba a resolver el problema del agro. Su programa “MI Riego” además de ser muy limitado, se quedó en la ineficiencia de ejecución, con obras paralizadas e inconclusas hasta la fecha.

PPK nos dejó AgroPróspero, una propuesta que combinaba infraestructura, siembra y cosecha de agua y asistencia técnica. Sin embargo ya sabemos qué pasó con PPK. Aunque mucho antes ya se había abandonado la propuesta, luego de la salida de Hernández del MINAGRI. En adición, las inundaciones del 2017 prácticamente dejaron al Ministerio como el recurrente “descolmatador de los ríos”.

El Congreso de la República por su parte, nos ha dejado leyes para favorecer los mercados agropecuarios, la tecnología, las semillas, la siembra y cosecha de agua, la promoción de plantaciones forestales etc, etc. Solo nos falta la Ley para que los grupos religiosos promuevan agricultura en zonas de frontera…  bromas aparte, hay que decir que casi todas estas leyes han partido de buenas intenciones, pero en la práctica solo han contribuido al calentamiento global, gastando papel innecesariamente.

La reciente aprobación por parte del gobierno del DU 043-2019 para extender los beneficios de la Ley de Promoción Agraria (27360) por 10 años más; dejó en claro, que ésta es una ley para la agroexportación; quedando en el deseo, una Ley que verdaderamente sirva a los intereses de la pequeña agricultura. La Ley Madre del Agro que muchos pedimos y queremos, pero creo que nadie sabe cuál sería.

Si seguimos la inercia, cada año la pequeña agricultura empeorará.  Ya lo he explicado antes, la oferta del agro es más grande que la demanda local, por ello los precios y el poder de mercado de los pequeños productores es nulo. La teoría económica diría que progresivamente la oferta disminuirá y los precios mejorarán. El punto es que este “milagro económico” debió darse hace más de 20 años, pero la dispersión y nula coordinación de más de dos millones de pequeños productores hace muy difícil alcanzar un equilibrio razonable de mercado. Está claro que necesitamos menos oferta de alimentos o más demanda por ellos.

La menor oferta local de alimentos se puede dar si incorporamos cultivos industriales no alimentarios, exportando más o simplemente dejando que el agricultor deje de sembrar. Esto último se viene dando, a baja intensidad, con la venta de predios agrícolas para proyectos urbanos. Pero para que tengan una idea, una ciudad de mil cuadras residenciales, requiere una extensión de mil cuatrocientos hectáreas; ello es poco si consideramos que, solo en la costa, tenemos más de 500 mil hectáreas de pequeña agricultura.

El punto es que si dejamos esto a la propia dinámica del mercado, el costo social será muy alto para el país. Parte de ese costo ya lo venimos pagando con el abandono del sector rural, hacinamiento de las ciudades, desempleo y pobreza. Dejar el problema del agro sin respuesta por parte del Estado, implica reconocer que la clase dirigente del país no sirve al pueblo.

Mucho de lo anterior, es un proceso que se da en el mundo; sin embargo, el mundo ha sabido implementar programas de subsidio al precio, o bonos al productor, compra de la producción o fondos para compra de tierras rurales o simplemente cerrando sus fronteras a la importación.

¿Qué podemos hacer nosotros? ¿Una gran Ley puede resolver un problema tan complejo? para empezar, las leyes no necesariamente las deben desarrollar los abogados (ellos pueden asesorar y corregir el texto final) una Ley para el agro debe hacerse con gente de experiencia en legislación, en gestión ministerial, de gobiernos regionales, en producción agropecuaria y de negocios en el sector privado. Hacer una Ley pasa por proyectar, en la práctica, cómo funcionaría operativamente, y superar todos los cuellos de botella para que realmente funcione. Una Ley y su reglamento son partes del mismo cuerpo y deben hacerse al mismo tiempo.

La Ley Madre que requiere el agro, necesita de las mejores mentes, personas y voluntades; al inicio será construir una torre de babel con muchas lenguas, pero es posible orientar una propuesta sólida. Esta propuesta diseñará un instrumento que no será para el 100% de la masa de pequeños productores -en términos de mercados, logística y presupuesto ello representa un imposible material- pero sí podríamos llegar a más del 20% de la masa de pequeños agricultores, lo demás mejorará como consecuencia del dinamismo propio del sector.

Mi propuesta pasa por un agresivo programa de desarrollo de proveedores, algo que diseñé en el 2017 siendo Director Nacional Agrícola, pero quedó en la incubadora. Dicha propuesta pasa por vincular de manera efectiva a pequeños productores con cooperativas, empresas industriales o empresas agroexportadoras con un paquete de incentivos fuerte para capitalización, financiamiento, tecnología, semillas y asistencia técnica. Este programa llegaría a unos 500 mil productores agropecuarios bajo la premisa de: mercado seguro e incentivos para que los mismos privados hagan negocio con una subvención estatal. Es lo más seguro que puede hacer el Estado en términos de minimizar riesgos.

Un programa como el anterior costaría cerca de S/ 1,500 millones anuales, durante 10 años. Es algo que se podría montar rápido y sin mayor burocracia, implementando un nuevo componente en el programa AGROIDEAS.

Ing. Angel Manero Campos

7 de febrero de 2020

AGRO: LA GUERRA DE DOS MUNDOS


La Universidad Agraria La Molina se acordó que debe ser el centro de la agenda agro del país y organizó un seminario de análisis sobre la pertinencia de la extensión (mediante DU 043 – 2019) de la Ley de Promoción Agraria (Ley 27360).

Resalto de la jornada; los mundos opuestos en las presentaciones de Eduardo Zegarra y Fernando Cillóniz. Para Eduardo, es impertinente la Ley de Promoción Agraria porque brinda un trato diferenciado a empresas que ya tienen cientos de millones en ventas y más de 10 mil trabajadores bajo el régimen agrario y porque además se les recorta los derechos laborales a dichos trabajadores; para completar el combo, siguió con la preocupación por la sostenibilidad ambiental y uso del agua. Para Fernando, la Ley de Promoción Agraria es un elemento de formalización del empleo en el sector y además el sine qua non para la inversión y sostenibilidad del mismo; para completar el combo, siguió con un avemaría por la constitución de 1993 y la propuesta de extender la ley 27360 a todos los sectores.

Si hay que resumir de modo coloquial lo anterior: para Eduardo Zegarra, la Ley de Promoción Agraria y su extensión es obra de satanás; y para Fernando Cillóniz, dicha Ley nos salvó del cólera, ébola y nos librará del corona virus.

A mi parecer ni uno, ni lo otro. El desarrollo agroexportador que es vital para el país, se gatilló principalmente por la facilidad del acceso a la tierra y su bajo costo dado que los terrenos de Villacurí prácticamente se invadieron y los proyectos de irrigación vendían a USD 1500 la hectárea en promedio. El espárrago fue el jalador de todo esto, un producto con mercado y ventajas comparativas que lo hacían rentable. Lo demás ya fue inercia de empresas que querían seguir creciendo, un SENASA que ayudaba a abrir mercados y una Ley 27360 que acompañó bien sin ser el gatillo principal.

Sobre el tema laboral, yo invitaría a la gente de izquierda a ir una madrugada 4:30 am a la Avenida La Mar del distrito de Imperial, provincia de Cañete.  Van a ver un mar de gente desempleada, esperando que llegue un jalador a darle la chamba para el día. Verá que en buena temporada menos del 10% se queda sin chamba. Pero el resto del año, más del 30% no consigue para el sustento diario. La base fundamental debe ser que haya trabajo, empecemos por allí -con todos los derechos, con menos derechos- es lo que menos le importa al hombre o mujer que no consigue algo.

Además, hay que decir bien claro que el sector agroexportador goza de tres subsidios: el drawback, menor pago de ESSALUD y el impuesto a la renta de 15%. ¿Hizo bien el gobierno en extender los beneficios de la Ley de Promoción Agraria por 10 años más? Yo creo que sí.

Quién en su sano juicio con un mundo revuelto entre USA y China, con el virus éste y después vendrá otro, y con una economía peruana que crece pobremente; va a poner en riesgo el crecimiento de la agroexportación, que es uno de los pocos motores de la economía que nos queda ¿Quién va a ser tan loco para cargar con el peso de quitar una Ley que -a pesar de sus defectos- es muy útil? ¿el nuevo congreso?

El nuevo congreso tiene que asegurarse de no pasar a la historia como un accidente más de la democracia. Debe concentrarse en elegir bien a los miembros del TC, en darle forma y acabar la reforma política que es un sancochado y sin duda la reforma de justicia. Más allá de eso, no alcanzará tiempo y es recomendable no exponerse a querer hacer todo para acabar haciendo nada.

Para finalizar y al igual que en el libro “La Guerra de Los Mundos” de Orson Welles, no fueron los tanques, ni los barcos de guerra los que destruyen a los invasores extra-terrestres; lo que los mató fue un virus similar a una simple gripe. Del mismo modo, será el crecimiento de misma la agroexportación lo que resuelva el problema de la informalidad y precariedad del empleo en el campo.

En 10 años será el trabajador quien ponga las condiciones a razón de que la mano de obra será escaza. Que me pagas la grati en julio y diciembre o me depositas la CTS o cualquier otro tema, no será relevante al final. Será el trabajador quien diga me pagas tanto diario, al mes o al año y de esta forma. Claro está que progresivamente el campo se va ir tecnificando más, para llegar luego a un equilibrio. Pero los siguientes 10 a 15 años se caracterizarán por escasez de mano de obra.

Por Ing. Angel Manero Campos