16 de noviembre de 2015

LA QUE ME TRAJO HACIA AQUÍ

La semana pasada estuve en Pucallpa, capital del departamento de Ucayali, y podría haber dicho que la Universidad Intercultural de la Amazonia y su facultad de agroindustrias fue “la que me trajo hacia aquí” haciendo un símil con la famosa canción “La Contamanina”.
Ucayali tiene una extensión de 102 mil Km2 lo que equivale a 10.2 millones de hectáreas. De esta extensión, según el último censo agropecuario CENAGRO (2012) 1.85 millones de hectáreas (Has) están en posesión de comunidades nativas. En el departamento existen cerca de 90 mil hectáreas agrícolas: 20 mil Has de plátano, 15 mil Has de maíz, 14 mil Has de palma aceitera, 12 mil Has de cacao y 9 mil Has de yuca etc.
Ucayali tiene gas natural para unos 30 años más con el lote 31C otorgado en concesión a Aguaytía Energy del Perú, produce unos 70 millones de pies cúbicos por día, esto equivale a un 5% de lo que produce Camisea en Cuzco (lote 88 y 56). Se podría decir que Ucayali tiene una baja producción de gas natural, pero puede ser suficiente para desarrollar industria a partir de ello (actualmente el gas se utiliza para generación eléctrica).
Trato de identificar qué polos de desarrollo puede tener este departamento. El gas natural es una opción, el sector agrícola tiene sus limitaciones de capital y de mercado, la ganadería tiene sus limitaciones de conectividad para llegar al mercado (los 500 mil habitantes con bajo nivel de ingresos, no dinamizan la producción local) y qué nos queda, pues el negocio forestal.
Si pensáramos ¿dónde instalar un mega polo forestal en el Perú? Pucallpa puede ser la elegida, desarrollando su puerto fluvial, dragando los ríos, construyendo el tren que conecte con el ferrocarril central (que pronto se verá dramáticamente mejorado con el túnel trasandino). Pucallpa puede dar cobijo a una industria de celulosa y derivados de madera de dimensiones mundiales. ¿Qué se necesita?
Se necesita atraer inversión en plantaciones forestales y para lograr esto, la tierra debe ser entregada en propiedad al inversionista. Debemos pensar en una zonificación económica y ecológica donde el 10% o 20’% del territorio pueda ser vendido con derechos plenos de propiedad a inversionistas grandes, medianos y pequeños; haciendo que el mismo poblador del departamento también participe.
Además, se necesita el gran fondo de financiamiento forestal con años de gracia y tasas de interés muy bajas (para los inversionistas medianos y pequeños). Debemos romper el nudo gordiano del atraso con la espada de la inversión. Aumentemos los parques protegidos, las zonas de amortiguamiento, respetemos la zonificación que permita conservar los bosques de producción permanente; pero también abramos, legalmente, un espacio del territorio para el desarrollo.
Necesitamos generar empleo para la población, trabajo formal con beneficios y acceso a la seguridad social, dinamizando las economías locales. No podemos seguir de rehenes del fundamentalismo de los conservacionistas que pregonan un 100% del territorio virgen, negándose a ver que esta situación hace que prolifere la tala ilegal y todos los males de la informalidad. Zonifiquemos, destinemos el 20% del territorio a la inversión en sistemas de desarrollo donde ganemos todos.

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