23 de octubre de 2015

EL ELEFANTE BLANCO

Serie: Relatos cortos (10/10)
Por Angel Manero

EL ELEFANTE BLANCO

Usualmente se utiliza la frase “Elefante Blanco” para describir una obra de infraestructura pública grande, que impresiona desde afuera pero no tiene beneficio real para el país; ya sea porque es más grande de lo necesario o simplemente porque no se puede usar, solo se observa. Se dice que esta frase proviene del Asia, donde los elefantes blancos eran un elemento de lujo y veneración; su cuidado requería de un importante presupuesto para alimentarlo, adornarlo con joyas y recibir como buen anfitrión a todo visitante que venga a adorarlo. El elefante no se podía utilizar para carga, ni alguna otra actividad que le genere un ingreso al propietario.

Los Reyes solían regalar un elefante blanco en sesiones solemnes a aristócratas que no eran de su agrado. Es decir les daban el honor de tener un bien apreciado, pero al mismo tiempo les daban la responsabilidad de mantenerlos, lo cual requería de gastos importantes, complicando su economía.

Para ti la política puede ser un elefante blanco, te puede dar el honor de representar al pueblo donde naciste, pero también representa un gasto financiero desbordado si se hace tradicionalmente. ¿Cómo recibir un elefante blanco sin que éste sea una complicación?

Hace unos años llevaste el curso de “competencias gerenciales” en la Universidad del Pacifico. Allí te enseñaban a controlar el carácter y los impulsos ¿cómo permanecer tranquilo ante altas situaciones de estrés o hechos sorpresivos?  El proceso pasa por hacer una lista de las cosas que te sobresaltan, pueden perturbarte o sorprenderte (los gatillos) luego hay que definir un mensaje interno que te permita controlar las emociones (decirte algo así como: esto ya pasó antes y debo reaccionar mejor). Esto que parece teórico, funciona si se pone en práctica por unos meses y al final hay buenos resultados. Pero uno de los elementos claves para que esto funcione es que una persona, a quien tienes respeto y consideración, debe monitorearte; siempre debes conversar con esa persona y ponerlo al tanto de tus avances y retrocesos.

El proceso anterior sirve en la política también. ¿Cómo entrar en política sin que ésta acabe destruyéndote, sin que tengas que perder el alma y sin llegar al caos financiero? ¿Qué situaciones debes evitar y qué gatillos controlar, qué persona debe monitorearte?.

Cuando niño era fácil encontrar la felicidad temporal; bastaba ir al cine, comer tu plato favorito, ir a la feria o a la playa.  Es envidiable esa felicidad y la satisfacción lograda con cosas tan simples. Cuando avanzas en la vida, no olvidas la emoción de tu primer departamento o primer vehículo, pero cada vez se hace más difícil conseguir un alto grado de satisfacción. Siempre existe el riesgo de ingresar a una carrera de querer más y mucho más para sentirse bien.

La política bien utilizada puede brindar un alto grado de satisfacción, una gran oportunidad para autorrealizarse, trascender más allá de tu entorno cercano. Sin embargo también hay riesgos que controlar y elefantes bancos que saber mantener. Todo es posible.

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