29 de octubre de 2010

Imagen del futuro del agro peruano

Hay quienes creen que los próximos 10 años, serán – desde el punto de vista agronómico – una réplica de los 10 años pasados. Es decir, una agricultura ideal, caracterizada por costos bajos de producción y precios altos de ventas. Pues craso error. Es verdad que el mundo, sobre todo el hemisferio Norte, seguirá demandando alimentos sanos y nutritivos en forma creciente, y que el Perú sacará provecho a su competitividad en la producción de frutas y hortalizas frescas, pero lo más probable, o mejor dicho, lo que de hecho va a suceder, es que los costos van a subir, como que están subiendo, y los precios de nuestros productos en el mercado internacional tenderán a la baja.

Con respecto a los costos de producción, nada podrá contener el alza de los precios de las tierras, tanto para la compra como para el alquiler de las parcelas. Con decir que en algunos casos se está pagando cerca de US$ 25,000 / ha por la compra de tierras; y en cuanto a alquileres, la cifra de US$ 1,000 / ha / año, ya se considera razonable en la agricultura costeña; cuando hasta hace poco tiempo, se pagaba la mitad o hasta la tercera parte de lo que se paga hoy en día. Igual sucederá con el costo del agua, que subirá sustancialmente hasta alcanzar una tarifa cercana a los US$ 0.10 / m3, que coincide con la tarifa final que tendrán que pagar los empresarios que logren adjudicarse terrenos en el proyecto Olmos.

Pero ahí no termina la cosa. La mano de obra, concretamente los jornales, que como se sabe constituyen unos de los principales componentes del costo de producción frutícola y hortícola, también subirán de nivel. Por lo pronto, ya prácticamente no existe salario mínimo en la agricultura exportadora de la Costa peruana. En todo caso, los salarios reales que se pagan hoy en día en este tipo de agricultura, duplican y – en algunos casos – hasta triplican el salario mínimo legal, y todo indica que los jornales seguirán aumentando en los años venideros. Inclusive, muchas empresas agroexportadoras están asumiendo cada vez más costos adicionales relacionados al personal, como son el transporte, la alimentación, y – en ciertos casos – hasta hospedaje para captar la gran cantidad de trabajadores que requiere este tipo de agricultura.

Se trata pues de advertir a nuestros empresarios agrarios que la agricultura de los próximos años va a ser mucho más exigente en eficiencia y productividad que la agricultura de los años pasados. En buena cuenta, los peruanos debemos prepararnos para afrontar con inteligencia y realismo, lo que Chile está viviendo actualmente, que en resumidas cuentas es “costos altos y precios bajos”.

Efectivamente, respecto a los precios de venta de nuestros productos del campo, es posible que la sola oferta creciente del Perú, propicie una caída generalizada en los precios de nuestros productos como espárragos, uvas de mesa, paltas, mangos, pimientos, alcachofas, etc.

Frente a estas fuerzas restrictivas que confrontaremos en el futuro, nuestra respuesta tendrá que estar del lado de la eficiencia de nuestras empresas. Me refiero a un control riguroso de los costos y rendimientos de nuestros campos, a la optimización de la calidad de nuestros productos, a la buena gestión de los recursos humanos, incluida la capacitación y entrenamiento del personal, a la diversificación de nuestros mercados… en síntesis, a la gestión eficiente de nuestras empresas.

Todo un gran reto el que nos espera por delante.

Fernando Cillóniz
Columnista
Agraria.pe

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