Por: Beatriz Boza
Diario El Comercio
Jueves 3 de Febrero del 2011
¿Se imagina un partido de fútbol en el que a un equipo los árbitros no le cobren posición adelantada y cada vez que mete foul le condonen la tarjeta roja? ¿Se imagina que eso lo dicte el reglamento del campeonato? Para algunos, se justificaría si son calichines jugando contra la selección nacional “para que estén en igualdad de condiciones” y “aprendan a jugar”. ¿Es eso cierto? ¿Jugarían mejor nuestros calichines o aprenderían a faulear y se acostumbrarían a tener siempre un trato especial? Si quisiéramos mejorar la capacidad de nuestros jugadores, ¿no sería mejor invertir en entrenadores y clínicas de fútbol? Por pensar en apoyar a un equipo terminaríamos como sociedad teniendo un futbol cada vez más mediocre. Eso es lo que nos suele ocurrir con frecuencia en materia tributaria.
Resulta revelador leer el aviso publicado el domingo por las empresas Pomalca y Tumán dirigido al ministro de Economía en el que indican ser los principales contribuyentes en Lambayeque y compararlo con la relación de los 100 principales deudores que publica ese mismo día Essalud, en la que esas dos empresas aparecen de lejos como las dos principales deudoras en el ámbito nacional. El pago oportuno de nuestros tributos es una obligación y un derecho ciudadano porque con ellos financiamos el aparato estatal. Sean los arbitrios, el predial, IGV, renta o pagos a Essalud, sin nuestro aporte no podemos esperar que recojan la basura, tengamos policías en las calles, médicos, profesores, jueces o funcionarios sirviendo al público. Y es responsabilidad de la autoridad en los distintos niveles de gobierno recaudar lo que les ordena la ley.
¿Están nuestras autoridades cobrando lo que deben? ¿Cuentan con la capacidad humana, económica y legal para hacerlo bien? ¿Colaboran las distintas dependencias públicas en lograr una mejor recaudación? Según “Gestión”, trece municipios capitalinos premian a quienes no pagan a tiempo sus deudas tributarias. A su vez, mientras que al pequeño comerciante y al profesional independiente se les cobra sin vacilar, nuestro Congreso le ha dado a algunos clubes de fútbol 20 años para pagar sus deudas y el Ejecutivo le donó a Alianza Lima un terreno en el sur en vez de embargarle el estadio de La Victoria. Estos son temas de voluntad política. Sunat puede mejorar, claro que sí, pero se requiere voluntad política para dotarla de profesionales mejor pagados para que el talento no siga yéndose al sector privado. Cuidemos, además, que los evasores no encuentren salidas apoyadas por otras autoridades.
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