Es necesario que el Concejo Provincial y su Empresa Municipal de Mercados (Emmsa) pongan en conocimiento de la ciudad el cronograma previsto para la construcción del Gran Mercado Mayorista de Lima, en Santa Anita. Pronto se cumplirán dos años desde que los invasores fueron desalojados de esa propiedad municipal, pero aún no se han iniciado las obras del centro de abastos que reemplazará a La Parada.
Editorial El Comercio - Perú
Voceros de Emmsa han sostenido que el saneamiento del mercado ha sido engorroso. En principio, como todo proyecto de inversión pública, han debido enfrentar los burocratismos estatales, actualizar el perfil original del proyecto (el primer esbozo data de 1965), realizar los correspondientes estudios de prefactibilidad y factibilidad, conseguir el visto bueno del SNIP y que la Municipalidad de Lima apruebe el inicio de las obras, lo que se dio en agosto del año pasado.
No obstante, seis meses después, la comuna podría ser más explícita, rendir cuentas al vecindario, detallar las acciones que prevé desarrollar este año y, de ser el caso, informar sobre las dificultades que podrían estar retrasando la construcción del mercado mayorista. Explicar por ejemplo cómo van las coordinaciones con el Ferrocarril Central Andino para instalar una estación del tren Lima-Huancayo dentro del mercado, o las tratativas con los comerciantes de La Parada para trasladarlos a Santa Anita.
La transparencia es indispensable tratándose de un proyecto ambicioso, largamente postergado y que involucra un inmueble de propiedad de toda la ciudad que, además, costó recuperar.
Los expertos en el tema son claros: Lima Metropolitana, con más de ocho millones de habitantes, no puede seguir sin un mercado mayorista moderno, dotado de los mejores servicios.
Allí finalmente se fijarán los precios de los alimentos de primera necesidad, se centralizará el comercio y la distribución de los mismos y se canalizará la actividad agrícola del país lo que, en definitiva, afecta a todos los consumidores.
En octubre del 2008 se dio a conocer que a mediados de este año se iniciaría en el local de Santa Anita el comercio de hortalizas, que ahora se cumple de manera precaria y tugurizada en el insalubre local de La Parada. Luego, se anunció, que se iniciaría el comercio mayorista de otros productos de panllevar y se ofrecerían servicios diversos, desde frigoríficos y plantas de empaque, hasta almacenes y el mencionado terminal ferroviario. Sin embargo, como ha dado a conocer nuestro Diario, el mercado sigue tal como lo dejó la PNP en mayo del 2007, cuando desalojó a los invasores después de cuatro años de una ilegal ocupación.
La Municipalidad de Lima debería pues revalorar el significado de la recuperación de Santa Anita que, entre otras lecturas, puso en evidencia el papel promotor que deben cumplir las autoridades edilicias frente a los graves problemas de nuestra ciudad capital. Ese compromiso ante la ciudadanía no puede defraudarse cuando lo que está en juego es un proyecto —como la construcción del mercado mayorista más importante de Lima— que redundará en el bienestar de la población.
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