Por mucho tiempo creí que el nombre “fruta de la pasión” como se conoce a la maracuyá o parchita (Passiflora) se debía a unas propiedades que estaban en los predios de “Eros”. Hereje error, pues este nombre le es atribuido porque los componentes de sus flores tienen una similitud a los elementos de la pasión de Cristo: la corona floral representa la corona de espinas, el pistilo a la cruz, los estigmas a los 3 clavos, los estambres a las 5 llagas y las brácteas a la Santísima Trinidad. Algo que los religiosos portugueses identificaron al llegar al Brasil, pero a decir verdad a mí nunca se me hubiese ocurrido semejante elucubración.
En Argentina conocen a la planta de maracuyá como “la pasionaria” y luego caígo en la cuenta de la letra de este vals criollo “Aquí está la pasionaria, flor que cantan los poetas; los poetas cuando cantan, cantan penas y tristezas…”
Hace casi un año acabaron mis clases de la maestría de agronegocios en ESAN y mi grupo optó por hacer una tesis que evaluara la factibilidad de realizar un proyecto integrado (campo – planta) de maracuyá en el Perú. Los jugos concentrados son una alternativa interesante de diversificación para la industria de frescos, dado que aprovecha la capacidad instalada de frio y vapor; además porque son un producto industrial y por lo tanto más previsible en cuanto a horizontes de precios o condiciones de venta (al menos en la teoría).
Hace unas décadas Brasil era el mayor exportador de maracuyá al mundo, sin embargo el crecimiento de su consumo interno y la apreciación de su moneda lo han convertido ahora en un importador, dejando su lugar a Ecuador quien es hoy en día el principal exportador de jugo natural y concentrado de maracuyá a Europa, mercado que más demanda este producto.
Un dato interesante es que en Brasil se utiliza mucho un derivado de la pepa de maracuyá (maracuyina) esta sustancia tiene efectos tranquilizantes en los seres vivos.
Nuestro país ha desplazado a otros países exportadores en la oferta de productos como espárragos, alcachofas, capsicums, paltas, uvas etc. Para nosotros es interesante evaluar si el Perú puede desplazar a Ecuador en su “liderazgo pasionario”. Ellos exportan unos USD 80 millones por año y nosotros aproximadamente la cuarta parte, pero comparativamente vamos creciendo.
Comparando a Ecuador con Perú en los puntos críticos externos al negocio, vemos que ellos tienen un costo de mano de obra cercano a los USD 300/mes y nosotros USD 250. El costo de la energía eléctrica industrial es casi similar y al igual que nosotros ellos tienen infraestructura portuaria cerca a las zonas de producción. Para el tamaño del negocio propuesto (ventas de USD 6 millones) ellos tienen un impuesto a la renta del 25% y nosotros 15%.
En términos macro estamos con alguna ventaja para el Perú, sin embargo para producir una tonelada de jugo concentrado de 50 Brix necesitamos 10 toneladas de fruta recientemente cosechada. La fruta acaba representando del 60 al 70% del costo de producción.
La diferencia competitiva con Ecuador estará puntualmente en el costo de producción de un kilogramo de maracuyá puesta en la planta de procesamiento y allí es donde podemos tener ventajas importantes. Las principales empresas de Ecuador tienen un costo promedio de USD 0.16 /Kg, mientras que nosotros podemos tener un costo de producción de USD 0.10 /Kg. Esto considerando plantaciones en alta tecnología (rendimientos que superan las 30 TM/Ha/año) y con plantas de procesamiento al pie del fundo.
Convenientemente hemos ubicado (en el papel) la plantación y planta de procesamiento en lo que será las tierras del proyecto Olmos; ubicación estratégica que nos permite, por rotación de campos, tener cosechas todo el año. Esto no es posible de hacer en Ecuador donde llueve mucho por varios meses del año.
Un proyecto integrado campo - planta es el único que podría resistir las caídas en los precios internacionales cuyo promedio histórico de USD 4,500/TM puede caer hasta los USD 3,000/TM (concentrado 50 Brix). Aun con esos precios el modelo integrado puede sobrevivir.
La estrategia de liderazgo en costos es probablemente la única sostenible en un mercado difícil y comoditizado como es el del jugo concentrado de maracuyá, un mercado industrial donde es poco viable buscar diferenciación (por lo menos a escala industrial).
Vale la pena evaluar este producto como oportunidad de negocio, es relativamente fácil desplazar oferta de otros países, las plantaciones no producen más de cinco años y apenas llega un año malo se eliminan o abandonan (pequeños productores) y en consecuencia los precios suben al año siguiente.
Este cultivo para un pequeño agricultor con rendimientos que no superan las 15 TM/Ha a un costo aproximado de 0.25 USD/Kg siempre será un cultivo riesgoso y por lo tanto no recomendable.
Lima, 9 de Junio del 2011
Angel Manero Campos
Columnista Agraria.pe
Agencia Agraria de Noticias
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