Muchos economistas coinciden en la naturaleza anticíclica que debe tener el Presupuesto de la República. En los años de crecimiento se debe gastar menos y ahorrar para tener recursos en los años de vacas flacas. Estos recursos aquí en Perú se conocen como “fondo de estabilización fiscal” que ahora acumula alrededor de USD 5,000 millones (3% del PBI).
El presupuesto nacional es aproximadamente 20% del PBI. Para el año 2010 el gasto público fue 10% del PBI y la inversión pública llegó a ser el 6% del PBI. Es decir el sector público representa el 16% de nuestra economía mientras que el sector privado (gasto e inversión) llega al 80%. No obstante de esta relativa baja ponderación del tamaño del sector público, los ministros de economía siempre se gastan en dilucidaciones de aumentar o disminuir el presupuesto.
Si sumamos al análisis que el gasto público corriente puede ser un catalizador de presiones inflacionarias (aumenta el circulante en la economía) entonces por lo general el ideal de una política anticíclica en los años de vacas flacas debería ser aumentar la inversión pública. Pero si consideramos que estos proyectos (principalmente de infraestructura) demoran más de dos años para empezar a ejecutarse y si además, por lo general, toda crisis financiera mundial no dura más de dos años, entonces el mejor momento para empezar a aumentar el gasto en inversión pública es precisamente en los años de bonanza.
Lo anterior nos lleva a decir que es más apropiado que todos los años el sector público haga su mejor esfuerzo en aumentar la inversión pública (la que aumenta la productividad y competitividad) y dejarse de elucubraciones o intenciones de disminuir el presupuesto nacional para el próximo año.
El pliego de agricultura podría verse afectado el 2011 con una disminución importante de su presupuesto. Esta disminución podría ser comprensible si consideramos que en el 2010 el 85% de su presupuesto ha sido gasto corriente, por esta razón se constituye como un pliego ideal para la tijera presupuestal.
El gran reto que tiene el MINAG es permutar gasto corriente por inversión pública y salir más decididamente a hacer más infraestructura: canales reservorios, tecnificación y programas de capitalización en pequeños agricultores.
Nuestro país necesita una política monetaria estable lo cual ha sido bastante bien administrado por el BCR y necesita una política fiscal prudente. Pero mucho de lo necesario para tener las cifras en azul depende de la recaudación fiscal, es decir de los impuestos que paga el sector privado.
Por estas razones el mayor reto del MEF es mejorar nuestra ubicación en el “doing business” y ayudar a los pliegos a que tengan más inversión y menos gasto corriente. Pero en nada ayuda reducir el presupuesto del MINAG y de otros ministerios cuando nos acercamos a un año donde ya están rumiando varias vacas flacas.
Lima 9 de agosto del 2011
Angel Manero Campos
Columnista Agraria.pe
Agencia Agraria de Noticias
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