Pareciera que algún gran promotor de los transgénicos ha podido insertar el gen de la “modernidad” en varios ministros del actual gobierno. Sorprende enormemente el silencio y desidia del Ministro Brack sobre el tema, otrora gloria opositora de los transgénicos.
En los últimos meses se ha venido solicitando la moratoria a los transgénicos, dar un plazo de cinco a diez años para que el Perú pueda tomar una decisión al respecto. Siempre hemos solicitado al MINAG un estudio serio del costo/beneficio de aprobar el comercio y uso de semillas transgénicas en el país, el mismo que nunca se ha hecho y peor aún aparece el DS 003-2011-AG que aprueba el reglamento interno de bioseguridad sin que en él aparezca el texto del mismo. Es decir la absoluta falta de transparencia, la misma transparencia que rabiosamente se les pide a los candidatos a la presidencia (o por lo menos a uno de ellos).
Existen varias razones de los opositores a los transgénicos, razones que van desde el atentado a la biodiversidad, miedo del consumidor a efectos colaterales en la salud y razones de orden promocional de la marca país. En este último segmento me encuentro yo, puesto que considero que el Perú puede ganar mucho si logra promocionar su oferta agroexportadora y gastronómica con el atributo de “libre de transgénicos”.
Hasta ahora no están claros los beneficios de los transgénicos y que tenga conocimiento actualmente existen comercialmente semillas transgénicas de arroz, soja, algodón, maíz, canola, tomate, papa y calabaza. Qué beneficios tendría el país en adoptar un maíz transgénico, cuánto más competitivo se puede ser y qué beneficios tendría para el agro aumentar la producción de un “commodity” que por lo general tiene bajo costo en los mercados internacionales. Al contrario si el consumidor tendría temor o reservas al consumir un pollo alimentado con maíz transgénico entones el maíz producido nacionalmente y libre de transgénicos tendría un mejor costo en el mercado local.
Hay que analizar las cosas desde el punto de vista del productor agrícola, necesitamos desarrollo rural y que el consumidor de las ciudades valore mejor el producto del campo. Tenemos una gran oportunidad de darle valor a nuestro agro versus los alimentos importados.
Si pensamos que se desarrollarán transgénicos para los frutales, hortalizas y caña de azúcar no me queda claro qué beneficios podrá existir si aquí producimos el doble de los rendimientos mundiales y con mejor calidad. Qué resistencia a plagas les puede dar a los cultivos, si nuestro agro ya está casi tropicalizado y si hay resistencia a una plaga aparece inmediatamente otra. Qué menor costo de herbicida, si aquí se usa muy poco, no tenemos los millones de hectáreas de agro con secano de otros países.
No es que nos opongamos ortodoxamente a los transgénicos, sino que no están claros los beneficios. Por qué no nos damos un tiempo para tomar esa decisión. Total, si la investigación no está prohibida, podemos investigar el tema y abrir la comercialización producto por producto si es que realmente los beneficios potenciales superan a los costos potenciales.
En mi opinión el Perú actualmente tiene basada su competitividad en factores climáticos, aquí se dan mejores rendimientos y calidad en diferentes productos. Esta ventaja que hoy es competitiva simplemente desaparece si el mundo adopta los transgénicos masivamente y lo más probable es que lo haga. En ese escenario es mejor apuntar a la diferenciación, mantenernos libres de transgénicos y apuntar a ese mercado que sería inmensamente más grande que el mercado nicho de los orgánicos.
De otro lado que renunciemos a los transgénicos no quiere decir que denostamos la tecnología, por el contrario hay mucho camino por mejorar en híbridos, control biológico, nutrición vegetal, eficiencia en riego y mecanización que pensar solo en trasladar genes de diferentes seres vivos.
Las vitaminas o probióticos que muchos alegan que se pueden producir masivamente en las plantaciones también se pueden producir masivamente y a bajo costo en un reactor de 10 m2. Siempre es posible enriquecer y fortificar los alimentos post cosecha tal como se viene haciendo ahora.
Qué estudio serio se ha hecho en el país sobre el tema. Lo venimos pidiendo desde hace años y simplemente no muestran nada porque tienen claro que, en este momento, tal como están las cosas es difícil sustentar puntualmente cuándo, cómo y cuánto son los beneficios producto por producto. Entonces que el MINAG no nos regrese a décadas anteriores donde se publicaban los decretos supremos sin conocimiento pleno de su contenido.
A los ministros que han sido afectados por la fiebre de “modernidad” de los transgénicos aquí les sugiero la receta para que se curen: vayan a presentar el DS 003-2011-AG a la Universidad de Huamanga, San Antonio de Abad del Cuzco y la de Puno a ver qué opinan los estudiantes. Les aseguro que regresarán casi “orgánicos”.
Angel Manero Campos
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