(EL COMERCIO) El interés por la quinua del actual presidente del Consejo por la Paz, Francisco Diez Canseco, nació hace 26 años, cuando fue diputado. En el Perú se había reducido cinco veces la producción de quinua en 30 años. “En 1950 se producían 50 mil toneladas y en los ochenta solo 10 mil”, cuenta.
Fue así como se convirtió en uno de los primeros impulsores de este cultivo que había empezado a ser destituido por derivados del trigo. “Me fui a Estados Unidos, contacté a certificadoras y promoví el primer proyecto de quinua orgánica para Puno”, señala. Con ese proyecto se inició toda la cadena en esa región, que ocupa el primer lugar en producción de la quinua certificada.
Sin embargo ahora que la quinua se expande por la sierra, las hectáreas de quinua no orgánica también empiezan el mismo crecimiento. “En Majes, por ejemplo, se ha desarrollado un proyecto de quinua con químicos que tiene muy contentos a sus productores porque les da 4 mil kilos por hectárea”, dice. “El mercado de la quinua y su poder alimenticio está sustentado en que es un producto orgánico y que respeta las prácticas ecológicas”, agrega.
APOYO URGENTE
La preocupación de Diez Canseco se refleja en el caso boliviano. Según él, estos cultivos no orgánicos están aumentando en Bolivia y este país ha empezado a perder mercado internacional.
“La quinua tiene un promedio de 14% a 22% de proteína. La ONU ha declarado al 2012 como el Año Internacional de la Quinua, pero los últimos gobiernos han hecho muy poco para promoverla”, indica.
Según Diez Canseco, se le debería exonerar el IGV a este producto. “Además creo que es necesario que Prom-Perú le dé mucho más impulso y que las cadenas productivas cierren filas y no compitan tanto entre ellas”, sugiere.
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