(EL COMERCIO) El 10 de noviembre se inició el proceso de subasta de las 38.000 hectáreas de tierras eriazas en Olmos. El área de los lotes por ofertarse será desde las 250 hasta las 1.000 hectáreas, con un precio base por hectárea de US$4.250. El proyecto ha llamado la atención de inversionistas locales y extranjeros, interesados en actividades que van desde la fruticultura hasta el biodiésel.
Olmos promete convertirse en un ejemplo de asociación público-privada entre el Estado Peruano y la constructora Odebrecht que incluye –entre otras obras– el trasvase del agua del río Huancabamba, la construcción de la presa Limón, la conexión de 20 km del túnel trasandino, con el cual se lleva el agua desde la sierra hacia la costa, y la producción de energía a través de una central hidroeléctrica.
La empresa concesionaria, H2Olmos, garantiza dos particularidades difíciles de encontrar en la costa peruana: grandes extensiones de tierra con títulos de propiedad saneados, y disponibilidad de agua. En cuanto a este último punto, el proyecto de Olmos se diferencia de otros similares, como el de Chavimochic, en el hecho de que el agua no será distribuida a los inversionistas en canales de riego sino en tuberías y bajo presión.
El impacto que tendrá en la zona es notable: la creación de 102.000 puestos de trabajo directos, progreso importante en el nivel de vida de los pobladores mediante mejoras en las viviendas, incremento en el abastecimiento de agua, aumento del alumbrado eléctrico, entre otras. Además, destaca el aspecto social del proyecto, puesto que 5.500 hectáreas pertenecientes a los agricultores del valle viejo serán incorporadas a este esquema agroexportador.
Según el último censo poblacional del 2007, el distrito de Olmos cuenta con unos 37.000 habitantes. Por ello, uno de los mayores retos que tendrán que afrontar, tanto los concesionarios como el Estado, radica en la manera de crear en paralelo infraestructura que permita albergar a los trabajadores de ese nuevo polo de desarrollo, que en definitiva motivará migraciones en el futuro cercano.
Se espera que cuando el proyecto esté operativo genere más de US$ 1.000 millones en exportaciones anuales, lo cual permitirá demostrar la importancia que tienen las asociaciones público-privadas al momento de generar obras de gran envergadura, en donde el sector privado asume los mayores riesgos en el planeamiento, diseño, e incluso en la construcción de la infraestructura, y el Estado ‘cosecha’ los logros de esa prosperidad resultante.
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