27 de julio de 2011

El camino a la madurez profesional

Mario Salazar V.
Columnista


Cuando un recién egresado entra a una empresa a trabajar, sin ninguna experiencia en el campo práctico, debe tener claro que tiene que recorrer el camino de la madurez profesional. Esta madurez implica pasar por las etapas de dependencia, la independencia y finalmente la interdependencia en el actuar laboral.

Lo usual es que, el departamento de recursos humanos o el gerente de área o el dueño de la empresa, contrata a un profesional joven y se le asigne una inmensa cantidad de trabajo mecánico que otros ya no quieren hacer y que es mejor dárselo a alguien que recién comienza y que encima cuesta barato. Muchos de estos jóvenes se frustran ya que sienten después de un tiempo que su trabajo es monótono y que si bien aporta algún valor a la organización ellos no sienten que están aportando de sus propias ideas a la organización.

Lo importantes es dedicarle un tiempo a estos jóvenes y explicarles que en el camino a la madurez profesional, la dependencia es la primera etapa a la que van a tener que enfrentar.

Aquí se tiene un joven entusiasta que después de hacer labores mecánicas en la empresa, su carácter proactivo lo lleva a “innovar” o “desarrollar procesos” nuevos que quiere probarlos en la empresa en la que trabaja. Muchas veces se encuentra con una cultura empresarial que es resistente al cambio o se puede encontrar con un jefe temeroso de modificar el statu quo de la organización o un jefe demasiado ocupado en las cosas urgentes (apagando incendios) que cortan la iniciativa del joven. También podemos encontrar un joven no tan entusiasta, que entiende que su labor mecánica, es su labor y que solo cumple lo que se le ordena sin ningún ánimo proactivo.

En ambos casos nos encontramos con un joven que está en una etapa de dependencia, ya que se esta formando. Lo peor que puede ocurrir para la empresa y para el joven es que el no supere esta etapa en el mediano plazo, ya que cuando una persona es dependiente, necesita de otros siempre, su sentido de mérito o seguridad proviene de la opinión que otro tenga de él, generalmente su jefe, además se vuelve intelectualmente dependiente de su jefe o jefes.

Además uno puede notar que muchas de las personas que trabajan en una empresa que no han superado esta etapa, cuando hacen las cosas mal siempre la responsabilidad no es de ellos sino de alguien más, dentro de la organización.

Un ejemplo claro es aquel tipo de organización que están abiertas a la experimentación, por ejemplo en los cultivos como la uva de mesa, donde aun hay mucho por probar, es necesario hacer participar a los profesionales jóvenes, que primero empiezan a tomar datos primarios o tabulando, pero también permitiendo que ellos puedan en base a los primeros análisis, experimentar en pequeñas muestras para que reafirmen lo aprendido y monitoreen en el terreno aquellas hipótesis que ellos plantean.

Debemos aspirar a que estos jóvenes en el mediano plazo en las organizaciones puedan lograr estar en una etapa de independencia, en esta etapa el pensamiento de: yo me valgo por mi mismo, yo me hago responsable, yo puedo hacerlo, genera una confianza en sí mismo y lo hace entrar en madurez. Para ello nuestras organizaciones deben estar listas para darles las herramientas necesarias para que sus habilidades se fortalezcan y que no tengan miedo a la innovación, experimentación, supervisada en una primera etapa. El joven profesional independiente pueden pensar de manera creativa, ser mas analítico y organizar y expresar sus pensamientos de forma comprensible. Sustenta sus argumentos claramente con algún respaldo (data numérica generalmente) y no hecha la culpa a otros de sus errores, sino que asume un compromiso personal de mejora continua y se hace responsable.

Finalmente, debemos llevarlos a una etapa superior ya que el pensamiento independiente por sí solo no se adecua a la realidad interdependiente, se vuelven buenos productores individuales, pero no serán buenos líderes ni buenos miembros de equipo. Este mundo cada vez más global, es más interdependiente y a eso debe aspirar todo profesional, a la interdependencia. En el lenguaje de la interdependencia el nosotros, está siempre presente, nosotros podemos hacerlo, nosotros vamos a cooperar para que mejoren las cosas, nosotros nos reuniremos para encontrar una solución.

Los profesionales interdependientes saben que al combinar sus esfuerzos con los esfuerzos de otros pueden tener un éxito mayor. En nuestra industria ésta es una realidad ya que muchas veces las experiencias en otros valles o países podemos aplicarlas previamente adaptándolas a nuestra realidad, esto no conseguirá si estos jóvenes no están en esta etapa de interdependencia. Peor aún, si tenemos jóvenes profesionales dependientes nunca podremos avanzar en la organización. El pre requisito para ser interdependiente es estar en la etapa de independencia, es decir cuando uno se vuelve verdaderamente independiente, posee ya una base para la interdependencia efectiva.

En consecuencia explíquenles a los jóvenes profesionales cuál es el camino a la madurez profesional, díganles que tienen que quemar etapas si quieren ser buenos profesionales.

Lima, Julio del 2011

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