(Agraria.pe) Hace unos días el frente de defensa ambiental de Cajamarca propuso la conformación de un fondo agropecuario para su desarrollo regional. Ayer las protestas de Andahuaylas y Chincheros han enfatizado la importancia de la actividad agropecuaria para su modelo de desarrollo. Tenemos varios casos de conflictos mineros que generan controversia sobre su buena o mala relación con las actividades agropecuarias y !cuidado¡ que luego pueda cuestionarse no solo los proyectos sino también las operaciones mineras que ya están en producción.
Lo sufrido en estas últimas semanas, fue perfectamente pronosticado por mi amigo Juan Escobar a inicios de Julio de este año, él había hecho un análisis de la conflictividad reportada por la Defensoría del Pueblo que mostraba que casi la totalidad de las zonas sensibles eran zonas rurales con actividad agropecuaria y que gran parte de los problemas se relacionaban al tema del agua. En medio de esto se encontraba el MINAG con un triple rol: primero el de “inteligencia” para implementar estrategias de predicción y administración de conflictos con un enfoque de desarrollo rural; segundo que el MINAG es el brazo del sector público que mejor puede llegar al sector rural sin generar rechazo de la población y tercero porque es el sector del cual depende la Autoridad Nacional del Agua.
Aun no es tarde para pensar en fortalecer al MINAG y el rol que puede cumplir en la gobernabilidad del país. Por eso me sorprendía bastante la pasividad con que nuestro ministro aceptaba el recorte de su presupuesto, ahora ha reaccionado pidiendo 1200 millones más. Lo cual si va acompañado de una mejora de las capacidades de ejecución y gestión será importante para el sector y bien vale la pena apoyarlo para que este incremento se consiga a través de un crédito suplementario (el presupuesto 2012 ya fue aprobado por el pleno del congreso sin considerar este incremento).
Dentro de esta ampliación del presupuesto solicitada por el MINAG se considera S/. 800 millones para Agrobanco. Sobre esto ya hemos comentado que nuestro Banco Agropecuario no tiene un problema de liquidez, el problema es encontrar sujetos de crédito apropiados para sustentar el crecimiento de la oferta crediticia. El gran reto es cómo hacer bancarizables a un mayor segmento de agricultores y allí vamos a ver que es necesario fortalecer a las microfinancieras estableciendo programas de fondos de garantía y seguros (climático, al crédito agropecuario, de salud y vida).
Una posible alianza con el Rabobank en este momento es poco viable (ya es la tercera vez que se habla de este tema en los últimos cinco años) primero porque pensar en nuevos inversionistas debe suponer tener una mejor posición financiera de la que actualmente goza el banco, pues caso contrario vamos a negociar desventajosamente. Segundo porque si esos S/ 800 millones para Agrobanco se consiguen y se contabilizan como un aumento de capital (que es lo más probable) vamos a tener un banco sobredimensionado con demasiado capital y reducida capacidad de generar ingresos de corto plazo y en particular muy grande como para que otro banco acepte acompañar “half and a half”.
La entrada del Rabobank solo se justificaría si no hay aportes adicionales de capital por parte del Estado y que haya aportes de efectivo del nuevo socio que permita al menos duplicar el patrimonio actual del banco.
Dado el escenario anterior resulta mejor esperar entre tres o cinco años para empezar a tocar la puerta a posibles socios para Agrobanco mientras tanto se remodela la casa, se afina el modelo de negocio y desarrollan nuevos productos financieros que aumenten la profundidad del crédito. En estos momentos es mejor escuchar a nuestras microfinancieras debido a que tienen más experiencia en crédito rural que cualquier banca internacional.
Angel Manero Campos
Columnista
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