4 de noviembre de 2008

Gastón Acurio pide aprovechar la biodiversidad y no pensar en transgénicos

El reconocido chef recalca que se tiene un potencial para lo que llama la "agricultura boutique" y para ello se debe promover y defender una agricultura orgánica



Por Carlos Necochea Flores
El Comercio - Perú

¿Cómo se debe planificar en el tema de los transgénicos?
El asunto de los transgénicos tiene que ser visto por los gobernantes y el Gobierno Peruano como un tema de largo plazo. Hay que ver qué conviene a la economía de los peruanos. La agricultura transgénica responde a la naturaleza de un país que tiene pocos climas, monocultivo, grandes extensiones. Estos países están influenciados por un mismo clima para hacer grandes plantaciones de un producto transgénico y venden grandes volúmenes, y por economía de escala tienen márgenes de ganancia.

¿El Perú no cumple con estos requisitos?
El Perú es todo lo contrario a eso. Es un país megadiverso con 28 climas de los 32 en el mundo, cada 50 kilómetros te encuentras con un valle diferente y ello no sirve para grandes extensiones de cultivos, pero sí sirve para hacer un país boutique. Es decir, hay que apostar por la agricultura de altísima calidad, en pequeña producción a un gran valor de mercado. Chile, por ejemplo, es un exportador de grandes cantidades de manzanas, pero cada día tiene que lidiar con el precio. El Perú podría ser un gran exportador de la manzanita que va en cajita y que la venden a cinco dólares en Japón, el cacao, café, chocolate, etcétera y todos los productos por descubrir.

¿Podría explicar lo de la agricultura boutique?
Cuando uno apuesta por la agricultura boutique estás democratizando los resultados económicos. Porque significa pequeños productores, asociaciones, agricultores que apuestan por la calidad y reciben beneficios. En cambio, en transgénicos hablamos de un solo propietario de una gigantesca institución que cultiva transgénicos y que condena a la pobreza a los trabajadores y agricultores. Aquí se trata de tomar un camino o el otro. El camino del Perú debe responder a su entorno.

¿Y qué se debe hacer para alcanzar este objetivo?
Lo que se trata es de promover que el Perú tenga como política de Estado que sea un país orgánico, que las políticas agrícolas estén orientadas al fomento, a la creatividad, a la promoción y producción de alta calidad para nichos de productos nativos.

¿Se debería crear alguna institución para concretar estas políticas?
Una de las mejores herramientas para promoverla es la creación de una institución, tal como existe en Europa o el Japón. Este es el Consejo Regulador de Denominaciones de Origen. Es decir, desde Tumbes hasta Tacna, desde el Amazonas hasta los desiertos en la costa, hay que encontrar esos productos de nicho, darles ese marco regulador de calidad para que los agricultores trabajen en ese sentido y no haya alguien que les saque la vuelta.

El Perú tiene una enorme lista de productos nativos...
Así es. El Perú debe llenarse de denominaciones de origen específicas para cada uno de sus productos y que estos vayan teniendo un valor adicional al mercado en función de su calidad. También se debe promover la creación de un patronato que vincule el sector público con el sector privado para usar a la gastronomía peruana como la mejor promotora de lo que nuestro país produce. Es decir, qué mejor vitrina para nuestros productos agrícolas no contaminados que un producto terminado tan hermoso como la gastronomía peruana.

Frente a la crisis alimentaria que se avizora se menciona que una de las formas de combatirla es a través de los cultivos transgénicos...
No creo en ello. Es como pedir que en Argentina planten ollucos o a los suizos que planten hojas de coca. Es como que nosotros soñemos que vamos a competir con los argentinos en la producción de carne. Entonces eso es ir contra nuestra naturaleza, contra nuestras ventajas comparativas. ¿Cómo vamos a competir nosotros contra una producción agrícola como la argentina o la brasileña? ¿Cómo podría competir el Perú, en el supuesto de tener una agricultura transgénica, con enormes escalas de países que tienen ventajas comparativas en extensión de campos agrícolas. Hay que aprovechar nuestra biodiversidad para convertirla en productos de alta calidad con buen margen de ganancia. ¿Hasta cuándo vamos a seguir pensando que nuestro destino es vender cacao para que los suizos lo conviertan en chocolate? Si tenemos este patrimonio maravilloso para poder crear y transformar estos productos, por qué no hacerlo. Es hora de que los peruanos entendamos que no hemos sido condenados a ser un país del Tercer Mundo.

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