Hugo Gallegos
Semana Económica
Ingresar a un banco en Chiclayo en día de pago de haberes es toda una experiencia: cientos de trabajadores del campo se agolpan en las oficinas bancarias para retirar sus sueldos pese a tener tarjetas de débito que les permitirían hacer las mismas actividades electrónicamente. Y es que la regularización de los pagos por parte de, por ejemplo, Empresa Agroindustrial Pomalca o Empresa Agroindustrial Tumán está generando un dinamismo económico local que es un reflejo de los nuevos tiempos que viven las ex cooperativas, tal como reporta el último artículo de portada de Semana Económica. Incluso los promotores bancarios han dejado de mirar a estos trabajadores como “parias financieros” para ofrecerles productos.
Sentarse a charlar con Edwin Oviedo, presidente del Grupo Oviedo y mandamás en Pomalca y Tumán dista mucho de lo que debió ser entrevistar a un señor latifundista de las épocas de los barones del azúcar. Venido de grupos familiares emergentes, muchos de los nuevos protagonistas del mercado azucarero son muy accesibles (claro que eso ocurre cuando deciden hablar) y nada estirados. Quizás lo más interesante de sus historias es cómo lograron vencer la resistencia al cambio de los ex cooperativistas que preferían mantenerse impagos y pobres a perder “su riqueza” representada por acciones sin ningún valor.
Con el paso de los años, cuatro grupos nacionales (Gloria, Wong, Perales Huancaruna y Oviedo) y uno foráneo (el colombiano Manuelita) ostentan más del 80% de la producción de azúcar nacional y, de concretarse las movidas que se rumorean, el proceso de concentración podría incrementarse. Así, por ejemplo, en Semana Económica hemos publicado presuntos intereses del Grupo Gloria en Agroindustrias San Jacinto (SE 1164) o Empresa Agroindustrial Laredo (SE 1138), cosa que los involucrados luego negaron (pero en esta materia los desmentidos siempre son revocables). Y no debería extrañar si los próximos deals son realizados por el Grupo Wong, sobre el que se tejen diversos rumores.
Pero la consolidación está siendo vista con malos ojos en el Congreso de la República, donde la bancada aprista viene impulsando un proyecto de ley que limitaría hasta 40,000 hectáreas la propiedad directa e indirecta de la tierra en la costa. ¿Parará eso un eventual proceso de adquisiciones? Si consideramos que, salvo el Grupo Gloria, las demás azucareras están lejos de ese tope, sí existe el margen para nuevas compras.
En ese escenario, varias azucareras han dejado de ser tales, pues han iniciado diversos proyectos de alcohol, cogeneración de energía, cultivos de agroexportación y hasta proyectos ganaderos y acuícolas.
Todos estos factores hacen que la realidad de las empresas azucareras sea muy diferente a la vivida por las ex cooperativas. ¿Esa bonanza se mantendrá? Con una mayor diversificación de ingresos, estas empresas podrán defenderse mejor de las fluctuaciones de la cotización del azúcar. Y, si consideramos el manejo más profesional de los grupos mencionados, es probable que el caos y la convulsión social en el norte sólo la podamos ver en fotos de los libros de historia.
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