28 de noviembre de 2011

Aplicarán tecnología que incrementará rendimiento de plantaciones de cacao nativo

(MINAG) El Ministerio de Agricultura, a través del Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), presentó una nueva tecnología cuyo uso reduce las pérdidas en plantaciones de cacao nativo ocasionadas por la enfermedad moniliasis, lo que permite incrementar la producción y rentabilidad en este cultivo.

“La moniliasis es una de las principales enfermedades que ataca al cultivo del cacao nativo generando pérdidas de 30 a 80 por ciento de la producción. El manejo integrado propuesto por INIA ha logrado disminuir hasta en 10 por ciento la infección en plantaciones de la selva central donde se viene aplicando”, manifestó la Ing. Ivana Cortez Juro, especialista en café y cacao del INIA.

De esta manera, la aplicación de la tecnología de INIA permitirá incrementar considerablemente la producción de cacao nativo, logrando rendimientos promedio de 1,000 kilos por hectárea. Con el manejo tradicional la producción alcanza solamente 530 kilos/ha.

El especialista señaló que el manejo integrado de moniliasis es una tecnología de fácil aplicación por los pequeños y medianos productores cacaoteros. De esta manera los beneficios serán significativos, pues también se mejora la calidad del fruto y el productor incrementa su rentabilidad hasta en 100 %.

Al reducir la incidencia de la enfermedad en los cultivos de cacao nativo, se disminuyen los costos y los efectos colaterales causados por el uso de funguicidas.

NUEVAS VARIEDADES DE FRIJOL Y QUINUA EN CUSCO

De otro lado, el INIA, presentó nuevas variedades de frijol y quinua, denominadas Frijol INIA 425 Martín Cusco, Frijol INIA 426 Perla Cusco y Quinua INIA 427 Amarilla Sacaca.

Las nuevas variedades poseen características sobresalientes y granos de calidad comercial altamente demandados por el mercado nacional e internacional, ya que permiten a los agricultores obtener una producción competitiva.

“Estas nuevas variedades responden a las expectativas de los productores regionales, pues tienen rendimientos superiores al promedio de producción nacional, buena adaptación y son resistentes a enfermedades”, manifestó la Bióloga Mirihan Gamarra Flores, líder del Programa Nacional de Innovación Agraria en Cultivos Andinos del INIA.

Los nuevos cultivares son el fruto de un exhaustivo trabajo de investigación realizado por especialistas del Programa Nacional de Innovación Agraria en Cultivos Andinos del INIA. Para ello se utilizó una metodología participativa, gracias a la cual los agricultores son actores directos en el proceso de evaluación y selección de cultivares.

FRIJOLES DE GRAN RENDIMIENTO

En Perú, el cultivo de frijol se desarrolla en 23 departamentos alcanzando una superficie de 80,973 hectáreas. No obstante la importancia de este cultivo, nuestro país mantiene una productividad muy baja respecto a sus posibilidades de desarrollo en la región.

Frente a esta problemática, el INIA orientó los trabajos de investigación a generar y desarrollar nuevas variedades comerciales que se puedan producir con eficiencia en Sierra Sur y Centro del Perú.

Los frijoles INIA 425 Martín Cusco e INIA 426 Perla Cusco, tienen altos rendimientos y excelentes ventajas agronómicas. Obtienen rendimientos potenciales de 3 toneladas por hectárea (t/ha) en grano seco y 2.5 t/ha, respectivamente.

Con el uso de las nuevas variedades, el productor también obtiene mayores ingresos netos, en comparación al obtenido con frijoles comerciales. El INIA 425 Martín Cusco genera un ingreso neto que fluctúa entre S/.650 a S/.4,500 por hectárea; mientras el INIA 426 Perla Cusco fluctúa entre S/.1,600 a S/.3,360.

Ambos frijoles producen un grano de calidad de calidad comercial muy cotizado. El grano del INIA 425 Martín Cusco es de color negro opaco y de forma rectangular pequeño, mientras que el grano del INIA 426 Perla Cusco es de color blanco clase comercial navy, de tamaño pequeño y de forma circular elíptica.

Las variedades liberadas por el INIA se adaptan a condiciones agroecológicas de valles interandinos en Sierra Sur (departamentos Ayacucho, Cusco y Apurímac), desde los 2200 hasta los 2900 m.s.n.m., en condiciones de siembra en secano y con riegos complementarios.

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