(EL COMERCIO). El Ande asusta a los emprendedores más osados, reconoce Alfonso Velásquez, actual presidente del programa Sierra Exportadora. Por ello, el reto de atraer capitales y mejorar las condiciones de producción de los pequeños agricultores parece difícil. Velásquez aceptó la tarea y aquí detalla sus próximos planes.
¿Cómo encontró a la institución? Era un programa muy ambicioso cuando se inició en el 2006 con el gobierno de Alan García, pero luego perdió brillo.
Cuando se diseñó era un programa masivo con un presupuesto amplio para la sierra. Al achicarse el presupuesto en el 2008, imagino que tuvo un efecto de desmotivación. Entonces, se fue focalizando básicamente en temas de producción.
Sin embargo, la percepción fue que las metas iniciales impuestas no eran reales.
Bueno, esa fue otra época, pero no hay que desconocer el potencial de la sierra.
¿La idea es relanzar Sierra Exportadora?
La idea es aprovechar el equipo que encontramos para desarrollar el potencial de la sierra. Hay productos que solo se pueden hacer en las zonas andinas, como son los berries. El objetivo es replicar el éxito que ya tuvo la alcachofa. Desde el 2004 se siembra en la sierra y ahora se exporta mucho, sobre todo desde Arequipa.
El sector privado ya tiene algunas iniciativas en el cultivo de berries.
En algunas partes. Incluso Sierra Exportadora ya tiene un proyecto piloto. Además, estamos trabajando con proveedores de material genético de berries, tanto de Europa, Chile y EE.UU., para poder probar las variedades de mayor éxito mundial en nuestros suelos.
¿El cultivo de berries no es demasiado costoso para un productor pequeño?
Así es, pero tarde o temprano debe darse un proceso de capitalización de la sierra. Las grandes líneas de trabajo de Sierra Exportadora son los mecanismos de capitalización, pero junto a eso están los fondos de la cooperación minera, los recursos de los gobiernos regionales y el uso adecuado del canon para proyectos productivos. La sierra siempre ha sabido generar riqueza en el Perú.
¿Tiene alguna meta para el desarrollo de este cultivo?
Podemos aspirar a un negocio de US$1.000 millones en un promedio de 10 años. Por ejemplo, en el caso de la cereza tenemos intenciones de compra de la China, país que importa un promedio de mil contenedores al año de ese fruto. Cada contenedor representa US$250 mil. Una caja de cereza está US$150 en ese mercado, mientras que la caja de uvas se vende en US$40. El Perú ha crecido en uvas pensando en China, lo mismo podemos hacer con la cereza. Pronto habrá noticias, porque junto con el sector privado saldremos a presentar el programa nacional de berries.
¿Cuándo se hará realidad?
En cuatro años. No vamos a hacer la labor de nadie, solo haremos que esa labor sea más dinámica.
¿Qué otros productos trabajarán?
Está también el reto de la quinua. La ONU ha declarado al 2012 como el año internacional de la quinua y nosotros no tenemos este cereal para el consumo interno, porque todo se exporta. Entonces, estamos trabajando con el INIA un plan de semilleros, para que se pueda tener material suficiente de semillas certificadas. Incluso ya tenemos una propuesta de darle valor agregado a la quinua, de tal manera que en un año tengamos una planta de producción de fideos en base a este cereal. Además queremos desarrollar la variedad boliviana, que tiene un tamaño y precio mayor en el mercado extranjero.
El proyecto de canola, que se pensó en la gestión anterior, se paralizó.
No lo tenemos pensado en el corto plazo, pero sí me gustaría analizar por qué generó tanta expectativa y por qué falló. El cambio en esta gestión es que trabajaremos con todas las instituciones del sector: ministerios, gobiernos regionales, municipios, instituciones de cooperación, entre otras. Con poco dinero, lo que queda es articular a todos. Me parece que antes se trabajaba muy aisladamente.
¿Qué tipo de articulación?
Vamos a buscar que los alcaldes tengan el liderazgo de su entorno. Queremos un alcalde que sistematice los 60 años de cooperación internacional alrededor de sus municipios, que sepa lo que es la asociatividad y la normalización, la relación con el mercado y que, en función al mapa de sus riquezas, pueda elaborar un menú de opciones de negocio en su localidad. Hay una gran cantidad de emprendedores que está esperando que se den estos espacios, pero el temor es, pues, la sierra.
¿Vencer ese temor no parece fácil?
La sierra genera desconfianza y es el Estado el que debe cubrir ese vacío. El mundo requiere de nuestros alimentos y vamos a hacer hasta lo imposible para que los pequeños productores andinos sean parte de ese ‘boom’ agroexportador.
EL PERFIL
Nombre: Alfonso Velásquez Tuesta.
Cargo: Presidente de Sierra Exportadora.
Estudios: Ingeniería Económica en la UNI.
Experiencia: Fue ministro de la Producción en el gobierno de Alejandro Toledo y presidente de ÁDEX.
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