19 de septiembre de 2011

Cadena Desunida

Divorcio anunciado parece ser el nuevo capítulo de la historia real que escriben los protagonistas de la cadena algodón, textil y confecciones, luego de la última medida dada por el Ministerio de Agricultura que cierra hasta nuevo aviso las puertas del país al hilado de la India, por aparentes problemas sanitarios.

EL COMERCIO

Los algodoneros han hecho fuerza común con los hilanderos para apoyar esa decisión. En tanto, un gran número de textileros y confeccionistas (en especial los de Gamarra) están sumamente molestos porque consideran sospechosa la medida. Hablan de proteccionismo.

Si esto último fuera verdad, afirma el gerente del comité textil de la Sociedad Nacional de Industria (SNI), Martín Reaño, solo sería una aspirina para un cáncer declarado: competencia desleal, la que ejercen ciertos mercados mundiales, como el de la India, al subsidiar su producción interna. ¿Cuál es la magia para que los productores de la India logren que su producto final cueste igual que la materia prima?, pregunta con sorna.

Para Pedro Gamio, presidente de la Sociedad Peruana de Exportadores de Prendas de Vestir, este proteccionismo encubierto ha llevado a que los hilanderos al día siguiente de la medida suban sus precios. “Esa situación no afecta solo a los grandes confeccionistas, sino sobre todo a los pequeños empresarios de Gamarra”, dice.

Pedro Manzur de Western Cotton niega que el sector haya subido sus precios, luego el impedimento del ingreso a los hilados de la India. “Los importadores de hilados son más bien los que especulan con los precios”, enfatiza. La versión del negado aumento también es ratificada por José Ignacio Llosa, gerente general de Creditex, empresa que tiene el 7% de la producción nacional de hilados.Y la discusión podría extenderse a muchos párrafos más.

ENFRENTADOS

Estas discrepancias no son nuevas. Hace tres años, los hilanderos y los confeccionistas ya habían ventilado sus diferencias por una solicitud de los primeros de establecer salvaguardias generales a los hilados de algodón, que por muy poco prospera.

Lo cierto es que –las voces en off son unánimes– la nueva medida del Senasa que ha crispado los nervios de unos y otros coincide con una reciente inundación del hilado de la India a un precio que es un 50% menor al precio nacional.

Existe un gran inventario de hilados en ese país, debido a marchas y contramarchas del Gobierno Indio en el último año al restringir sus exportaciones del mencionado producto y de su fibra de algodón.

Diógenes Alva, presidente de la Coordinadora de Empresarios de Gamarra, afirma que para competir con los productos chinos necesitan del hilado barato, así que para ellos es bueno que sigan bajando los precios mundiales.

Sobre si esto puede desaparecer al resto de la cadena, afirma que ellos no están integrados porque no tienen acceso a los hilados nacionales, pues son vendidos a los grandes exportadores.

Respecto de la misma pregunta, Michael Woodman, gerente general de Textil del Pacífico, responde que la producción local de algodón no ha logrado mejorar su rendimiento por una serie de problemas, lo que hace que el producto final sea caro frente a la competencia.

Si finalmente no hubiera algodón en el mercado local, Estevan Daneliuc, director de Topytop, afirma que igualmente importarán fibra de la misma calidad que la peruana de EE.UU., Brasil o donde haya, como ya viene ocurriendo. Hoy en día el 70% del pima que se utiliza en la industria ya es importado de EE.UU., indica. “Esto no es ser egoístas, es ser prácticos”, acota. Sin embargo, Reaño considera que la desaparición del algodón también arrastrará a las hilanderas. “Esa visión es puro mercantilismo.

No les importa si los productores de algodón y la industria hilandera se afectan por esta competencia desleal y si dos eslabones claves de la cadena se ponen en riesgo, solo miran el corto plazo”, señala.

Entonces, se pasará a ser un país maquilador y, con ello, se perderían miles de puestos de trabajo, alerta.

Sobre este tema, Llosa de Creditex afirma que en el momento en que dejen de existir las hilanderías locales, el precio de la India jamás será tan barato, porque ya habrá desaparecido la competencia.

Según considera, la fortaleza de la cadena es la clave crecimiento de nuestras exportaciones. Gamio agrega que la cadena será sana siempre que ningún eslabón tenga que subsidiar a otro eslabón, como a su entender se pretende.

El presidente del Instituto Peruano del Algodón, Javier Cillóniz, argumenta que los confeccionistas ya tienen un subsidio a la exportación que es el drawback, mientras que a los algodoneros no se les brinda nada. “Es fácil decir que se frieguen”, apunta.

INTERESES

Hugo Cárdenas, consultor en temas de algodón, considera que viendo la historia
de la cadena algodón, textil y confecciones no cabe duda de que los grandes perdedores fueron los algodoneros.

Para Woodman, resulta difícil tener una cadena integrada en el sector cuando hay intereses distintos.

La desaparición del algodón de esta cadena se ve menos amenazada hoy en día, pero por factores exterde nos. Cillóniz refiere que el escenario para incrementar el cultivo de algodón ha mejorado, no por un tema interno sino externo. “Este fue el último commoditie que ha demorado en aumentar de precio. Esperamos que los buenos precios se mantengan al menos un par de años más”, opina.

En tanto, Federico León y León de la Asociación Nacional de Productores de Algodón adelanta que en las próximas semanas se iniciarán algunas exportaciones de pima.

Cárdenas dice que nunca más el Perú volverá a ser el productor de algodón que fue. Empero, refiere que sí puede y debe convertirse en un productor de algodón de fibras largas o extralargas de condiciones únicas. Con esta visión, señala que el Estado debe promocionar una cadena textil y de confecciones en base al algodón peruano.

Como parte de esa labor, el ex viceministro de Industria José Luis Chicoma considera que instituciones como Prom-Perú deberían ser mucho más agresivas en dar a conocer afuera las bondades del algodón peruano a través de nuestras confecciones.Además, señala que falta institucionalidad para empujar a las empresas a mejorar sus capacidades.

Para Cárdenas sí es importante mantener integrada la cadena, porque ya los efectos saltan a la vista. “Ayer fueron afectados los algodoneros,hoy los hilanderos, mañana lo serán los tejedores y confeccionistas. Las cifras no se equivocan”, sostiene.

Por lo pronto, la SNI está estudiando cuál es el mejor camino para cortar esta competencia desleal, que podría ser una nueva solicitud de salvaguardias o una medida antidumping.

“En su momento iremos a Indecopi”, afirma Reaño. Además, fuentes del Ministerio de Agricultura señalan que evalúan otras medidas, como la restitución arancelaria a parte de la cadena.

¿Todos se benefician? La época de bonanza que vivieron durante muchos años los confeccionistas no fue compartida por los demás miembros de la cadena. Las campañas de algodón del 2008 y el 2009 han sido un desastre sin precedentes y aunque hoy los cultivos se han recuperado ligeramente, están lejos de las 105 mil hectáreas que se sembraban en el año 2005. Una situación que se debería a la menor demanda local y al aumento de la importación de hilados de la India.

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