26 de septiembre de 2011

Cesan a jefe del Pronaa por denuncia de supuesto soborno

(EL COMERCIO). Aunque aún no se sabe qué produjo el envenenamiento de 68 escolares –y la muerte de tres de ellos– tras ingerir alimentos en la escuelita del caserío Redondo, en la provincia de Cajabamba, la ministra de la Mujer, Aída García Naranjo, decidió destituir del cargo de director ejecutivo del Programa Nacional de Asistencia Alimentaria al funcionario Dante Mendoza Antonioli.

Tanto Mendoza como la institución que dirigía hasta ayer han sido cuestionados en los últimos días por, supuestamente, enviar comida en mala calidad a Redondo. Sin embargo, el motivo de su despido no se debería a estos cuestionamientos; al menos, eso es lo que indica Mendoza. El detonante, en cambio, sería un informe difundido ayer por Frecuencia Latina en el que se denunciaba que Mendoza intentó sobornar con 150 soles a cada uno de los padres de los niños muertos a cambio de que no denuncien al Pronaa. En comunicación con El Comercio, el ex funcionario lamentó que se haya puesto en tela de juicio su honorabilidad. “Es por este tema [la denuncia sobre un supuesto soborno] que me sacan del puesto. El cargamontón no lo iba a soportar el gobierno”, señaló.

“Yo no soborné ni intenté sobornar a nadie. Los padres de estos niños se acercaron y me pidieron por favor, con lágrimas en los ojos, que les entregue algo de dinero. Tú estuviste ahí”, me dice a través del hilo telefónico. En efecto, el redactor de esta nota estuvo junto al ya cesado funcionario cuando los papás de los pequeños Miguel Ángel y Araceli se acercaron a su camioneta para pedirle dinero. No solo no hubo intento de soborno, sino que Mendoza se negó inicialmente a entregarles monto alguno. El pedido, interpretado por Frecuencia Latina como soborno, se produjo cuando dos pobladores, entre ellos el presidente de la ronda campesina de Redondo, Antolino Muñoz Torres, les reclamaron a los deudos la poca cantidad de dinero que habían conseguido y que la entrega del mismo no se haya hecho en presencia de toda la comunidad.

Por esto, todo el pueblo se le fue encima al funcionario y lo acusaron de corrupto. Este, desconcertado, se vio obligado a ofrecer disculpas a todo el caserío y a entregar, delante de todos, los 150 soles a cada deudo. En vista de lo sucedido, le pregunto a Mendoza si no considera una torpeza haberles entregado dinero. “No es una torpeza conmoverse con la desgracia de los demás”, señala. “Si se hizo la entrega de dinero de manera reservada, fue por una cuestión ética. Yo no tengo por qué decirle a todo el mundo que estoy entregando dinero, que además era de mi bolsillo”. Mendoza reconoció, luego, que fue un error político.

Por otro lado, la resolución ministerial que echa del cargo a Mendoza, y pone en su reemplazo al viceministro de Desarrollo Social del Ministerio de la Mujer, Eduardo Ballón, fue firmada por la ministra Aída García Naranjo el sábado 24 de setiembre. Es decir, un día antes del escándalo. Consultado respecto de este punto, Mendoza dijo que la ministra ya sabía lo que iba a transmitir el canal. “Ni siquiera me permitieron renunciar, debido a esta denuncia. Son razones políticas”, indicó.

HABLA UNA COCINERA
Mientras tanto, en el caserío Redondo todo sigue siendo incertidumbre. Los pobladores exigen celeridad en la entrega de los análisis químicos que deben determinar qué fue lo que intoxicó a 68 escolares.

El presidente de la Asociación de Padres de Familia, Ananías Torres, informó que aún no se sabe cuándo se reanudarán las clases en la institución educativa 82311. El director de ese plantel, Merejildo Castro, sigue internado en el hospital regional y su estado es de cuidado.

En un breve recorrido por diversas chacras del caserío, este Diario no encontró ningún tipo de pesticida. Maribel Muñoz, de 15 años, confirmó que ella junto con su tía Rosa Roncal Romero (36) y la señora Marcela Roncal (58), a quien se le acusó inicialmente de contaminar la comida con un pesticida depositado en un balde, fueron las tres personas que cocinaron los alimentos que intoxicaron a los menores.

“La señora Marcela fue quien probó primero la comida y la primera en enfermarse. Es tonto que nos echen la culpa del envenenamiento a nosotras. Mis hermanitos se intoxicaron y el nieto de la señora Marcela murió. ¿Cómo vamos a hacerle eso a nuestras familias?”, preguntó en voz alta.

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