Mientras la campaña agrícola 2011-2012 avanza
Quizás porque el nuevo Ministro de Agricultura, Ing. Miguel Caillaux Zazzali, ha preferido primero conocer al detalle la compleja situación del sector, en el primer mes de su gestión no ha habido ningún suceso que pudiera significar el comienzo de una inflexión hacia lo justo en la política antinacional y anticampesina aplicada por el gobierno precedente en el campo.
Sin duda porque el naciente gobierno del Presidente Ollanta Humala Tasso fue elegido con el respaldo mayoritario de los votos rurales, en razón de sus promesas y compromisos preelectorales por la Gran Transformación, y porque su primer Ministro de Agricultura, Ing. Zoot. Miguel Caillaux Zazzali, salió de las canteras de la producción y el gremialismo con honrosos pergaminos, los pequeños agricultores y criadores del país —igual que las comunidades campesinas y nativas— aguardaban y siguen esperando el comienzo de un cambio sustantivo en la perversa política aplicada por el régimen de Alan García Pérez y los “dueños del Perú” al agro que produce para el mercado interno.
Sin embargo, transcurrido un mes desde la transmisión del poder y la apertura de la campaña agrícola 2011-2012, esa política sigue intacta, mientras en otros sectores sí vienen dándose correctivos y hasta virajes razonables hacia la equidad y la sostenibilidad prometidas.
La mayor evidencia de lo reseñado es el virtual disloque entre el plan general de gobierno expuesto el 25 último ante el Congreso por el Presidente del Consejo de Ministros, Ing. Salomón Lerner Ghitis, y el componente agrario del mismo. Pues mientras aquél apuesta claramente por la inclusión de las grandes mayorías en el concierto del desarrollo socioeconómico, éste parece sólo una versión maquillada del discurso tramposo y excluyente de Ismael Benavides Ferreyros.
(Ver mayores detalles en las páginas 16-22 de esta misma edición).
Lo anterior podría explicarse por la prudente decisión del Ing. Caillaux Zazzali por conocer primero al detalle la compleja situación del sector y su ministerio, para no errar —por apresuramiento— en los cambios necesarios. Sería comprensible.
Pero como entretanto ya se perdió el primer mes de la incipiente campaña agrícola y tiempo perdido en el agro resulta irrecuperable para siempre, lo menos que se puede esperar del nuevo conductor sectorial —para no defraudar las expectativas básicas del campo— son nítidas señales de su voluntad de corregir lo que se debe, con estricta sujeción a los preceptos constitucionales, las políticas de Estado del Acuerdo Nacional, la Hoja de Ruta de Gana Perú y los principios por los que él mismo luchó como productor y dirigente gremial.
En tal sentido, por ejemplo, al Ministro Caillaux no le costaría nada, sino más bien le significaría ganar importantes réditos morales y político-sociales, el:
● Separar y/o denunciar en el día a los funcionarios, asesores y consultores corruptos identificados por la Comisión de Transferencia, así como a aquellos que últimamente digitaron el despilfarro de más de 70`000,000 de nuevos soles del Fondo “AgroPerú”, con el cuento de financiar el acopio de algodón en aparente beneficio de los pequeños productores.
● Derogar ipso facto al pútrido Decreto Supremo Nº 003-2011-AG maquinado en favor de los productos transgénicos para reproducción, con la misma entereza con que él ha respaldado —pública y reiteradamente— a los proyectos legislativos por la moratoria, y
● Disponer que se ponga en Internet todos los proyectos y realizaciones de compras, contrataciones y demás movimientos económicos importantes del ministerio y sus dependencias, como parte de la política de transparencia institucional.
Otra debilidad que debería corregir pronto el jefe del sector es la clamorosa falta de especialistas solventes en las distintas líneas, fases y áreas geográficas del circuito agroeconómico. Pues ahora el ministerio no los tiene, sencillamente porque las anteriores administraciones se deshicieron de los mejores profesionales y técnicos de carrera, para colocar a sus favoritos, y los pocos que se iban formando fueron sacados o relegados, para repetir el mismo vicio.
Los pocos asesores nuevos que hoy tiene el despacho ministerial no se dan abasto para cubrir tal vacío.
Por ejemplo, para planear y orientar eficientemente la naciente campaña agrícola por líneas de producto, es indispensable contar con especialistas que dominen todo el horizonte y sean capaces de articular esfuerzos y recursos público-privados en escalas nacional, regional y local, para asegurar en la realidad el éxito de lo previsto en el papel.
En tal sentido, incluso, se debería aprovechar a los técnicos calificados del equipo agrario de Gana Perú, hoy inexplicablemente ignorados por la administración sectorial; hecho que, además, está generando explicables resentimientos en el partido oficialista y su bancada parlamentaria.
Obviamente, no se trata de politizar o partidarizar —una vez más— al ministerio, sino sólo de incorporar a los buenos cuadros de Gana Perú, en vez de tantos incapaces e inmorales que impusieron los ministros precedentes en varios puestos-clave.
Ello es importante —incluso— para asegurar la sintonía de la administración sectorial con la alta dirección del partido gobernante, su bancada congresal y las bases sociales que se jugaron por la opción nacionalista; hecho que no pueden lograr los pocos tecnócratas independientes y amigos de confianza personal que ha convocado el ministro Caillaux.
Revista Agronoticias
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