
En Piura, mucha agua dulce se pierde en el mar, pero la autoridad local del agua no es capaz de otorgar ninguna nueva licencia de uso de agua, pese a que la ley establece el concepto de las licencias estacionales; es decir, el uso de agua en épocas de avenida. En Pisco, Adinelsa –la Empresa de Administración de Infraestructura Eléctrica– no otorga suministro eléctrico a mi empresa, ubicada a escasos metros de su línea de transmisión, simplemente por la desidia de uno de sus funcionarios.
En Ica, el registro de las propiedades agrarias constituye un proceso carísimo e interminable por el mal servicio que brindan algunos funcionarios de Cofopri. Lo mismo en los hospitales del Estado, que maltratan a más no poder a los ciudadanos que requieren atención médica. Y no sigo porque no tengo espacio. A mí, el Estado me maltrata. Siempre me ha maltratado. El común denominador de las instituciones del Estado es el maltrato.
PERU 21
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